jueves, 18 de marzo de 2010

Exodos 35

Exodos 35 -

CAPÍTULO 35
Versículos 1-3. Observancia del día de reposo. 4-19. Los donativos voluntarios para el tabernáculo. 20-29. La disposición del pueblo en general. 30-35. Bezaleel y Aholiab llamados a la obra.

Vv. 1-3.El yugo ligero y fácil de Cristo ha hecho más deliciosos nuestros deberes, y menos irritantes las restricciones de nuestro día de reposo que las del reposo judaico; pero nosotros somos más culpables por descuidarlo. Ciertamente la sabiduría de Dios al darnos el día de reposo con toda la misericordia de sus propósitos, son pecaminosamente desechados. ¿Es nada marcar con el desprecio el día bendito, que nos ha sido dado por un Dios generoso para que crezcamos en gracia con la iglesia aquí abajo, a fin de prepararnos para la felicidad con la iglesia en lo alto?

Vv. 4-19.El tabernáculo iba a estar dedicado a la honra de Dios, y se iba a usar para su servicio; por tanto, lo que se trajera para su construcción era una ofrenda para el Señor. La regla es, Todo generoso de corazón la traerá.
Todos los que tienen destreza deben trabajar. Dios dispensa sus dones; y cada hombre, según haya recibido, así debe ministrar, 1 Pedro iv, 10. Los que eran ricos debían traer materiales para trabajarlos; los que eran hábiles, debían servir al tabernáculo con sus habilidades: como necesitaban unos de otros así el tabernáculo los necesitaba a ambos, 1 Corintios xii, 7–21.

Vv. 20-29.Sin una mente voluntaria serían aborrecibles las ofrendas costosas; con ella, hasta la más pequeña será aceptable. Nuestro corazón está dispuesto cuando asistimos alegremente a promover la causa de Dios. Quienes son diligentes y están contentos con empleos considerados bajos, son tan aceptables por Dios como quienes están en servicios espléndidos. Las mujeres que hilaron el pelo de cabra eran de corazón sabio, porque lo hicieron de todo corazón para el Señor. Así, el labrador, el mecánico, o el siervo que atiende a su trabajo en la fe y temor de Dios, puede ser tan sabio, en su lugar, como el ministro más útil y ser igualmente aceptado por el Señor. Nuestra sabiduría y deber consisten en dar a Dios la gloria y la utilidad de nuestros talentos sean muchos o pocos.

Vv. 30-35.Aquí está el nombramiento divino de los maestros para que no hubiera contienda por el oficio y todos los que estuvieran empleados en la obra pudiesen recibir órdenes de ellos y ser responsables ante ellos. A quienes Dios llamó por nombre para su servicio, Él los llenó con el Espíritu de Dios. La destreza, aun en empleos mundanos, es don de Dios y viene de lo alto. Pero hay muchos bastante dispuestos a organizar el trabajo de los demás y pueden decir lo que debe hacer este o aquel hombre; pero ellos no tocarían ni con un dedo las cargas que atan sobre los demás. Los tales quedarán bajo la categoría de siervos negligentes. Estos hombres no estaban solamente para diseñar y trabajar; además debían enseñar a los otros. Los que dirigen deben enseñar; y aquellos a quienes Dios ha dado conocimientos deben estar dispuestos a darlos a conocer para beneficio del prójimo.