jueves, 23 de diciembre de 2021

Lo que ofrece el mundo

 

Lo que ofrece el mundo


“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” 1 Juan 2:16

El mundo en la Biblia hace referencia al sistema caí­do, como consecuencia del pecado, hostil a Dios y que sigue su propia sabiduría, viviendo a la luz de su propia razón sin reconocer la Fuente de toda la verdad, vida e iluminación.

Este mundo intentará hacerte creer que necesitas satisfacer tus propios deseos, te creará necesidades que no tienes y te empujará a que te enfoques en ti mismo y no en Cristo.

El mundo caído tiene como características predominantes el orgullo y la codicia. El primero quiere llevarnos a que no reconozcamos nuestro estado y necesidad de Dios, el segundo quiere empujarnos a desear y poseer todo lo que resulta atractivo a nuestros sentidos físicos, como sucedió en el paraíso: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.” (Génesis 3:6).

Además del orgullo y la codicia, el mundo quiere llevarnos a una falsa religión basada en el legalismo, el ascetismo y el ritualismo como débiles sustitutos de la verdadera adoración a Dios que debe ser en Espíritu y verdad (Juan 4:23-24); estos elementos de una falsa comunicación con Dios conducen a la esclavitud de la conciencia por medio de rudimentos y tradiciones humanas (Gálatas 4:9-10).

Pero nosotros, los creyentes en Jesús, tenemos al Espíritu de Dios habitando en nosotros y donde está el Espíritu hay verdadera libertad (2 Corintios 3:17), esto incluye al mundo y sus ideologías, por eso estamos llamados a cambiar nuestra forma de pensar y a no seguir las corrientes de este mundo, viviendo santa y piadosamente, sin mancha e irreprensibles, en paz, porque el mundo y sus cosas han de ser deshechas, pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. (2 Pedro 3:11-18)    Oración.

«Padre, nada quiero de este mundo, pues lo único que llena mi vida es tu amor derramado en mi corazón por medio de Cristo, quita de mí todo mal deseo y por medio de tus promesas enséñame a disfrutar desde hoy de mi posición eterna, en Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.