jueves, 16 de enero de 2020

Jesús dijo: aquel que me sigue y me sirve, mi Padre le honrará


Jesús dijo: aquel que me sigue y me sirve, mi Padre le honrará
“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”, Juan 12:26
Servir a Cristo no es fácil, pues la naturaleza del ser humano espera gran recompensa cuando presta un servicio y además pretende que le sirvan y no servir; y así muchos, como Pedro al inicio, pareciese que seguir a Jesús es en vano. La Biblia registra: “Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos? Y Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. (Mateo 19:27-29)
Ser siervo de Jesús, demanda negarse a sí mismo y seguirle, y Jesús pidió que le siguiesen, pero Él se encaminaba hacia la cruz y es exactamente lo que luego Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. (Gálatas 2:20). Esto se refiere: que los que son de Cristo han crucificado el viejo hombre con sus deseos y pasiones desordenadas, a fin de no servir más al pecado, sino agradar a Dios.
Seguir a Jesús es servirle para sus propósitos y planes. Si lo hacemos, no solo tendremos la recompensa del fruto eterno de almas que se salvan, sino también, el Padre nos honrará. Nos dará coronas y galardones en honor y gloria.
Hermano, sirvamos a Dios desde el lugar donde estamos, honrando a Dios con nuestra santidad e integridad. Oración.
Señor Jesucristo, tú venciste en la cruz, y allí quiero estar crucificando día a día mi naturaleza pecaminosa, viciada con los deseos y pasiones desordenadas para poder caminar en pos de ti, guardar tus mandamientos y servirte eternamente, sabiendo que la recompensa es de gran honra y honor. Gracias Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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