lunes, 1 de julio de 2024

Compartir el amor de Cristo con el testimonio personal

 


Compartir el amor de Cristo con el testimonio personal

“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.” Hechos 26:19-20

“Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Hechos 16:27-31

“Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.” Lucas 8:38-39

Pablo nos muestra con su ejemplo una manera muy poderosa de compartir las buenas nuevas de salvación, y es por medio del testimonio personal. El apóstol en varias ocasiones aprovechó las situaciones en las que se encontraba y compartió su encuentro con Cristo resucitado, llevando así las buenas noticias del evangelio aun a las más altas esferas de la sociedad (Hechos 26:19-20); pero también en la cárcel su propia vida testificaba por él, pues en la situación en la que se encontraba glorificaba a Dios orando y cantando, por lo cual cuando tuvo oportunidad compartió al carcelero y a su familia el mensaje de salvación. (Hechos 16:27-31). Y es que el testimonio personal es tan importante, que Jesús nos enseña por medio de su Palabra a ir y compartir las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas con familiares y amigos y aun con desconocidos como lo podemos ver en Lucas 8:38-39.

El apóstol Pablo se llegó a convertir en el más grande evangelista, al llevar el mensaje del evangelio a los judíos y a los gentiles, es decir a quienes no eran judíos, tanto en su época, como desde entonces hasta la actualidad; pues por medio de las cartas que escribió inspirado por el Espíritu Santo, hoy sigue alcanzando vidas para Cristo; pero de igual forma aquel hombre que era conocido como el endemoniado gadareno fue un instrumento del amor de Dios para alcanzar a las personas de su aldea y su región. Por eso hermanos debemos motivarnos para que de la misma manera podamos ser usados como instrumentos del amor de Cristo, pues el mismo Señor que rescató y restauró a Pablo y al gadareno actúa también en nosotros los creyentes; por lo cual, sea en una cárcel o en un palacio, comuniquemos las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas, compartiendo así el amor de Cristo.   Oración.

«Señor Jesús gracias por todo lo que has hecho en mí, quiero compartir tu gran amor. Amén.