Andar en el Espíritu refleja su gloria
“Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu.”, Gálatas 5:25
“de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí
por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”, Efesios
4:16
Andar en el Espíritu, para explicarlo de manera ilustrativa,
es como cuando un padre toma de la mano a su niña pequeña, y si van andando por
un camino pedregoso la toma mas fuerte, pendiente de cada paso para que, si
tropieza, no dejarla caer. Si hay algún peligro inminente ese padre cuidadoso
la carga en sus brazos y la levanta.
Andar en el Espíritu, se trata de confianza, pero también de
intimidad profunda, siguiendo los pasos del Maestro. Se trata de caminar con Él
y en cada paso, cada pensamiento, cada cosa que hacemos andando como Cristo
anduvo cuando estuvo en la tierra, porque él ahora está en nosotros y esto nos
motiva a reflejar los atributos de Dios, es decir, su gloria.
Pero este andar no es de vez en cuando, es diario y
constante; caminar permaneciendo en él: “El que dice que permanece en él, debe
andar como él anduvo.” (1 Juan 2:6).
Cada paso que damos con él, nos lleva a ganar experiencia
espiritual y por lo tanto madurez. Siguiendo nuestra ilustración del padre con
su hija, mientras salen a caminar él le habla, le cuenta historias, le muestra
cosas que la sorprendan y cada vez más se van conociendo; la hija va
aprendiendo de su padre, tomando seguridad, de esto se trata la intimidad.
(Hebreos 5:14)
Cuánto más nosotros, que Cristo vive en nuestro corazón,
podemos escucharlo por medio de su Palabra, tenemos su mente, tenemos su amor
en nosotros y además él nos llena de su Espíritu para percibir las cosas
celestiales. Insertados en su iglesia, aprendemos de él, también, a través de
nuestros hermanos, pues él habla también por medio de siervos que son usados
como instrumento para edificación de cada uno de nosotros, que somos miembros
de su cuerpo. (1 Corintios 2:16, Efesios 4:16 )
Aprendemos tanto de él, que somos impregnados de su olor, de
su fragancia, muchos la perciben para vida, pero los que lo rechazan no les
parece un olor agradable. (2 Corintios 2:15-16). Paso a paso, con cada
pensamiento, cada palabra y cada acto vamos expresando a Cristo, reflejando a
aquel que es nuestra esperanza de gloria, en comunión con nuestros hermanos. Oración.
«Padre, Cristo es mi esperanza de volver a casa, gracias
porque me diste vida nueva en él, y tu Santo Espíritu lo colocaste en mi
corazón para darme esperanza y poder caminar contigo. Anhelo mi Señor otro
nivel de intimidad contigo para reflejar a Cristo en todo lo que hago, para
gloria de tu nombre, amén