jueves, 26 de enero de 2012

Bautismo con fuego


Bautismo con fuego
En Mateo 3:11-12 la paja de que se habla es toda cosa sin valor. Tal vez sea necesario para el crecimiento del trigo, pero llega un momento cuando ya
no se necesita. Luego necesitamos estar libres de ella. Dios trae cosas en nuestro camino para purgar y purificarnos. Necesitamos los momentos de
quebrantamiento y purificación para que Dios nos pueda cambiar y moldear en lo que quiere que seamos. Esto puede ser un proceso doloroso (Isaías
6:5-7) pero al final llegamos a ser más como Jesús.
Cuando se quita basura o escoria de nuestra vida nos volvemos más íntegros en esa área. En vez de ser estorbados por un área problemática, somos
purificados de ella y por tanto somos liberados más plenamente en lo que Di quiere que seamos. Nos convertimos en vasos más capaces de llevar
a cabo lo que Dios ha planeado para nuestra vida. Dios ha escogido usar nuestras circunstancias y las presiones de la vida para lograr este
proceso de purificación en nuestra vida. No importará nada demasiado pesado para nosotros; podemos confiar en El. Sin embargo, a menos
que aprendamos a asumir la presión y dejar que cambie nuestra vida para que venzamos 1 fuente de ella, nunca seremos como Dios quiere que
seamos. Siempre estaremos al margen de lo fructífero en ve de realizar nuestro pleno potencial en Cristo.
La presión nos muestra de qué somos hechos y nos muestra nuestras debilidades.' Si nos entregamos a Dios en aquellas áreas en que sabemos
que no podemos transformarlas solos, entonces seremos cambiados. Dios quitará lo que ha de ser quitado, y al final seremos vasos más
hábiles, adecuados para hacer los deseos de Dios, especialmente en el área que acaba de ser tratada por El. Dios está en control de nuestra
vida y circunstancias y si miramos hacia El y hacemos lo que El quiere, entonces podemos confiar en que nos cuida y hace sólo lo mejor para
nosotros. Recuerda, somos sus hijos.
Muchos discípulos de Jesús piden a Dios que les cambie, pero cuando viene la presión claman a El para que sea quitada. En realidad, ellos
están alejándose de la respuesta que Dios les está dando a su oración inicial. Necesitamos entregar nuestra vida a Dios y dejarle hacer lo
que quiera. Esto puede ser costoso y llevará consigo el sufrimiento (1 Pedro 4:12-19; 2 Timoteo 2:3; Apocalipsis 2:10), pero al final seremos más
como Jesús y seremos podados, limpiados, para que seamos aún más fructíferos (Juan 15:2).