jueves, 25 de diciembre de 2014

Hechos 24:25-35

Hechos 24:25-35


Además, escribió una carta en estos términos: Claudio Lisias, a su excelencia el gobernador Félix: Saludos.  Los judíos prendieron a este hombre y estaban a punto de matarlo, pero yo llegué con mis soldados y lo rescaté, porque me había enterado de que es ciudadano romano.  Yo quería saber de qué lo acusaban así que lo llevé al Consejo judío.  Descubrí que lo de algunas cuestiones de su ley, pero no había contra él cargo alguno que mereciera la muerte o la cárcel.  Cuando me informaron que se tramaba de una conspiración contra este hombre, decidí enviarlo a usted en seguida.  También les ordené a sus acusadores que expongan delante de usted los cargos que tengan contra él.  Así que los soldados, según se les había ordenado, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche hasta Antípatris.  Al día siguiente dejaron que la caballería siguiera con él mientras ellos volvían al cuartel.  Cuando la caballería llegó a Cesarea, le entregaron la carta al gobernador y le presentaron también a Pablo.  Félix leyó la carta y le preguntó de qué provincia era.  Al enterarse de que Pablo era de Cilicia, le dijo: te daré audiencia cuando lleguen tus acusadores.  Y ordenó que lo dejaran bajo custodia en el palacio de Herodes.


El comandante representa nuestra naturaleza carnal.  Así crecimos en este mundo.  Nos enseñaron a quedar bien con nuestros superiores.  Podían llamarse maestros o jefes en el trabajo.  También, muchas personas consideran que las mentiras pueden ser “blancas”.  Éstas son consideradas válidas dependiendo la circunstancia y normalmente son de poco impacto.  Incluso pueden percibirse como aquellas que buscan un “bien”.  Claudio, el comandante, quería quedar bien con su superior.  Utiliza información real y le añade algunas mentiras para brillar ante Félix.  Además, él piensa que le está salvando la vida a Pablo mientras que Dios es quien está orquestando absolutamente todo.  Ahora, seamos honestos.  ¡Qué difícil es comprender que nuestro Señor tiene el control de todo!  Lo escuchamos muchas veces pero cuando llegan los problemas, las injusticias o incluso la incertidumbre se nos olvida rápidamente.  Por otro lado, queremos seguir viviendo una doble vida.  La carnal y la espiritual.  Pensamos que debemos comportarnos de una manera con la familia, de otra en el trabajo y otra más en la iglesia.  ¿Es posible esto?  ¡Por supuesto que no!  Desde esta perspectiva, las acciones de Claudio no suenan tan extrañas a las nuestras.  Tal vez iba todos los domingos a algún tipo de evento religioso.  Tal vez él creía que era una buena persona.  Tal vez consideraba que no era tan malo.  Probablemente por estas razones, considera normal el mentir “un poco” para utilizarlo a su favor.
¿Puedes ver la conexión que hay con nosotros?  Tal vez mientras leías la carta que escribió pensabas en lo hipócrita y ventajoso que estaba siendo.  La realidad es que nosotros muchas veces actuamos igual.  ¡Esto es lo que debemos dejar que Dios cambie en nuestras vidas!  No podemos seguir teniendo distintas caras.  No podemos comportarnos de tantas formas dependiendo del lugar y las personas.  Debemos ser congruentes.  Debemos cuidar nuestro testimonio y sobre todo, debemos ser obedientes.  Analiza tu vida y deja que Dios abra tus ojos a la luz de su palabra.
Oración
Señor: perdona mis pecados y mi soberbia.  Te pido que viva de acuerdo a tu palabra y sea testimonio de Ti.  No quiero tener muchas caras sino una sola en todo momento y que sea un reflejo de Jesús.  Te lo pido mi Dios en el nombre de Jesús.  Amén