martes, 2 de octubre de 2012

Llévelos a Jesús



Llévelos a Jesús
No dejes de clamar al SEÑOR por nosotros, para que nos salve. 1 Samuel 7:8
Así como los cuatro hombres de Marcos 2 llevaron a su amigo enfermo en una camilla hasta Jesús, nosotros podemos llevar a nuestros amigos a Jesús sobre una camilla de oración. Les llevamos a Jesús cuando intercedemos por ellos y rogamos por su salvación. Él puede sanarlos, él puede perdonarlos, y él responde a nuestra fe.
Durante muchos años, Cathy Crawford, misionera en Francia, oró con sinceridad por la salvación de su padre.  Tiempo después Cathy enfermó de esclerosis múltiple. A pesar de ello, pudo continuar con su obra misionera. Mientras estaba de licencia en su casa, le costaba ir de iglesia en iglesia, por lo que su padre se ofreció a llevarla en su auto. Como resultado, no solo oía su testimonio como misionera una y otra vez, sino que también oía sermones bíblicos casi todas las noches de la semana de parte de los pastores de cada iglesia. Para fines de ese verano, había sido ganado para Cristo.
«Puedo dar gracias por mi enfermedad», dijo Cathy.
«Porque Dios la usó para responder a la oración más importante de mi corazón, en la que pedí siempre por la salvación de mi papá».
¿Tiene un amigo o ser querido por el que siente carga? No deje de clamar a Dios para que salve a esa persona, por difícil que le parezca. Siga el consejo de Jesús, que nos manda a «orar siempre, sin desanimarse» (Lucas 18:1).