miércoles, 28 de marzo de 2018

Salmos 102. 1. Oración del que sufre


Salmos 102. 1. Oración del que sufre, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento. Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor.
2. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare. V.1-11.Toda la palabra de Dios es útil para dirigirnos en la oración; pero aquí, como a menudo en otras partes, el Espíritu Santo ha puesto palabras en nuestra boca. He aquí una oración puesta en manos del afligido; que ellos la presenten a Dios. Hasta los hombres buenos pueden estar casi aplastados por las aflicciones. Nuestro deber e interés es orar; consuelo es para un espíritu afligido descargarse por la humilde presentación de sus penas. Debemos decir: Bendito sea el nombre del Señor que da y quita. El salmista se miraba como hombre moribundo: Mis días son como sombra que se va.
Salmos 102. 12. Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación. V.12-22. Somos criaturas moribundas, pero Dios es Dios eterno, protector de su iglesia; podemos tener confianza que no será descuidada. Cuando consideramos nuestra vileza, nuestras tinieblas y muerte, y los múltiples defectos de nuestras oraciones, tenemos razón de temer que no sean recibidas en el cielo; pero, aquí, se nos asegura lo contrario, porque tenemos un Abogado junto al Padre, y estamos bajo la gracia, no bajo la ley. La redención es el tema de la alabanza de la iglesia cristiana; y esa gran obra se describe por medio de la liberación y restauración temporal de Israel. Míranos Señor Jesús y llévanos a la libertad gloriosa de tus hijos para que seamos bendecidos y alabemos tu nombre.