miércoles, 9 de julio de 2025

Amigos de Dios. Parte 2

 


Amigos de Dios. Parte 2

“Mas ante Dios derramaré mis lágrimas.” Job 16:20b

En el devocional anterior finalizamos preguntando ¿Qué beneficios trae para nuestra vida el conocer que Dios es nuestro amigo? Podríamos decir: ¡muchos! Miremos:

En Job 16:20b se nos revela que como amigos de Dios podemos abrir nuestro corazón y ser sinceros ante Él, a tal punto de derramar nuestras lágrimas.

En 2 de Timoteo 2:13a se nos muestra que Dios es nuestro amigo fiel, aún a pesar de que nosotros no lo seamos con Él, y Su fidelidad nos permite entender que en todo tiempo podemos contar con Él, incluso si le hubiésemos fallado.

En Proverbios 19:20-21 se nos enseña que Dios, como buen amigo que es, sabe darnos consejos, un consejo que permanece para siempre.

En el Salmo 3:3, Dios como nuestro amigo está siempre a nuestro lado para apoyarnos y levantarnos las veces que sea necesario.

En Juan 15:13 se nos revela que Dios como buen amigo que es nos ama, y sabemos que Su amor por nosotros es eterno (Jeremías 31:3b)

Así que la próxima vez que necesitemos un consejo, alguien con quién desahogarnos, con quien contar, en pocas palabras a un buen amigo, recordemos: Jesús es nuestro amigo.   Oración.

«Señor eres el mejor amigo que puedo tener, fiel, amoroso, compasivo, tierno, podría quedarme mucho tiempo tratando de definir tu amistad incondicional. Qué maravilloso es haberte conocido no sólo como Padre, sino también como amigo.

martes, 8 de julio de 2025

Amigos de Dios. Parte 1

 


Amigos de Dios. Parte 1

“Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.” Isaías 41:8

Quizás si has tenido una figura paterna ausente, o “no tan buena”, se te dificultará ver a Dios como Padre y entender el concepto de que eres su hijo, lo mismo podría pasar si viéramos a Dios como esposo y no hubiésemos tenido una buena experiencia en el matrimonio; por eso puedo llegar a pensar que Dios también aparte de Padre se nos presenta como amigo, pues ¿quién de nosotros no ha tenido un buen amigo? Quizás por esta razón esta figura de Dios como amigo sea la más fácil de entender, pues si ni siquiera has tenido buenos amigos, seguramente tú sí lo has sido.

A través de Jesús se nos presenta a Dios como amigo y me parece este concepto extraordinario, lo hace más cercano, como si relacionarnos con Él fuera más fácil de esta manera, aunque no quiero decir que no lo sea en los otros sentidos que mencionamos anteriormente. La Palabra de Dios nos revela en Isaías 41:8 que Dios mismo describía a Abraham como su amigo, y cuando leemos éste pasaje nos puede impactar demasiado pues ¡qué hermoso es esto! imaginar o pensar que somos considerados, por el Gran y único Dios verdadero, como sus amigos ¡Wow! ¡Qué honor y privilegio!

Algunos pensarán que dicho concepto de, amigos de Dios, sólo se dará a hombres de la talla de Abraham, pero cuando vemos las Escrituras quedamos maravillados al conocer que nosotros, aunque no merecemos esa amistad con Dios, también somos considerados sus amigos (Juan 15:14-15); Por gracia, Dios nos ha permitido pasar de ser enemigos a amigos suyos y todo esto como resultado de haber creído en la obra redentora de nuestro Señor Jesús (Romanos 5:10-11)

Oración.

«Padre, ¡qué privilegio es saber y conocer que me has considerado como tu amigo!, es un título que no merezco pero entiendo que solo lo tengo por la gracia de tu Hijo Jesucristo, pues es por su obra en la cual he creído que me puedo acercar a ti. Gracias por revelarte a mí como amigo.

lunes, 7 de julio de 2025

 


No se trata del tamaño de la fe

“porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” Mateo 17:20b

¡Cuán poderosa es la fe! ¿Lo has notado? Jesús nos revela que si a la fe del creyente se le pudiera medir y poner un tamaño, y quizás encontrar que es tan “pequeña” como un grano de mostaza, esa medida sería lo suficientemente poderosa para incluso mover montes: “porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:20b) Y es que tú y yo hemos sido testigos de lo poderosa que es la fe cuando la depositamos en Jesús, el autor y consumador, pues las Escrituras registran estos grandes acontecimientos, como por ejemplo: la sanidad del criado del centurión quien aún sin ser judío y ni siquiera haber tenido la posibilidad de recibir enseñanza en la sinagoga, conocía que Jesús era tan poderoso que si depositaba su fe en Cristo no sería defraudada, incluso vemos cómo manifiesta que tan solo basta con una palabra del Señor para que esa sanidad sea posible (Mateo 8:8); y cómo no hablar de la mujer del flujo de sangre quien fue sanada de su azote, pues vemos en ella el tamaño de su fe cuando la biblia nos revela lo que había en su pensamiento: “si tocare tan solamente el borde de su manto, seré salva” (Marcos 5:28)

Hermanos, lo que Dios nos está revelando por medio de Su palabra es que no se trata del tamaño de nuestra fe, si es “grande” o “pequeña”, se trata de calidad de fe y de confianza en el Señor Jesucristo.   Oración.

«Señor que mi fe solo esté cimentada en ti, no importa qué tan grande o pequeña sea, lo importante es que sea inamovible, que aunque vengan tormentas, tempestades o situaciones difíciles sea imposible moverme de ti, pues tú eres quien me sostiene. Amén.

domingo, 6 de julio de 2025

Revelación de Dios

 


Revelación de Dios

“Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Mateo 16:17

A través de éste pasaje Dios nos revela que si alguna vez tú y yo hemos comprendido la verdad de la Palabra, no ha sido por nuestro intelecto o buena comprensión lectora, sino por la revelación de Dios, tal como vemos le sucedió a Pedro en el pasaje principal. Las Escrituras nos enseñan en 1 Corintios 2:10-13 “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.”, así pues entendemos que Dios se revela a nosotros por medio de su Palabra pero nos permite ser sensibles a tal revelación por su Espíritu Santo.

Hermanos, cada vez que nos dispongamos a meditar en las Escrituras tengamos presente que es Dios quien se revela y se da a conocer a nosotros, en esos instantes maravillémonos como niños, y estemos expectantes de todo lo que Dios nos quiere enseñar pues todo lo que hemos aprendido no ha sido por nuestra capacidad humana sino por la revelación del Espíritu Santo de Dios.  Oración.

«Padre, gracias por revelarme quién eres, tú siempre estás dispuesto a enseñarme y mostrarme esas cosas grandes y ocultas que no conozco, pero quieres de mi parte que te busque y te llame. Espíritu Santo que arda mi corazón por conocer tu palabra, que aumente mi hambre por ti oh Dios todos los días, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

sábado, 5 de julio de 2025

Enseñando a las nuevas generaciones

 


Enseñando a las nuevas generaciones

“Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.” Jueces 2:10

Éste pasaje me hace querer preguntar ¿por qué la nueva generación que describe el pasaje principal no conocía de Jehová? Podríamos llegar a pensar que era porque no había quién les hubiese transmitido todas las enseñanzas de lo que el Señor había hecho con sus antepasados, y justo cuando leía éste pasaje pensaba: la nueva generación de nuestros tiempos es similar a la de aquél entonces, pues vemos que hoy en día en sus mentes están todo tipo de pensamientos contrarios al conocimiento de Cristo. Entonces, ¿cuál es la solución? Claramente está en lo que el Señor transmitió a la generación en el tiempo de Moisés: “Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;” (Deuteronomio 11:18-20), enseñar la Palabra de Dios a las nuevas generaciones es nuestra labor, pues como dice el apóstol Pablo: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?” (Romanos 10:14-15a) Todos nosotros hemos sido enviados por el Señor Jesús a predicar las buenas nuevas de que en Cristo hay perdón de pecados, salvación y vida eterna.

Hermanos, hoy Dios nos invita a que juntos sigamos expandiendo su Palabra y llevando a que las nuevas generaciones sean para Cristo.  Oración.

«Padre, quiero enseñar a otros lo mismo que tú me has enseñado pues entiendo que esta nueva generación te necesita, porque como dices en tu palabra: Separados de tí nada podemos hacer. Amén.

viernes, 4 de julio de 2025

¿Cómo no voy a creer?

 


¿Cómo no voy a creer?

“Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.” Josué 2:12-13

Este relato corresponde a la petición que le hace Rahab, la ramera, a los 2 espías que esconde en su casa. Lo impresionante de esto es ver el cambio de mentalidad que hubo en ella una vez ha entendido que el único Dios verdadero es el Dios de Israel (Josué 2:9-11), es tal la transformación en esta mujer que vemos cómo su convicción ahora está puesta en el Señor, gracias a eso está segura que aquellos espías pueden tener misericordia de ella y su familia porque también han recibido la misericordia de Dios.

Cuando Rahab conoce que el Dios de Israel es el único Dios verdadero quiere que esto mismo lo sepa y lo crea su familia, pues para poder que sus padres y hermanos se refugiaran en la casa de Rahab para ser salvos de la destrucción que se venía, se necesitaba fe, creer en que Dios los libraría. Imaginemos el impacto para esta familia al escuchar a aquella mujer manifestando su fe en el Dios de Israel, probablemente ellos conocían a qué se dedicaba Rahab, y al escucharla hablar con aquella seguridad impactó tanto sus vidas que hasta ellos mismos decidieron creer en Dios. Ahora, pensemos: ¿cuál sería el impacto que causaría en nuestra familia cuando tomemos esa decisión, de no sólo creer en el Señor, sino de obedecerle sin vacilar? ¿Qué pasaría en la vida de aquellas personas que nos rodean? Seguramente pasará lo que a la familia de Rahab, incluso a lo que se refería Josué, tu casa y tú servirán a Jehová.  Oración.

«Señor ¿cómo no voy a creer en ti si te he visto actuar, si veo que eres real? Padre, si yo te he conocido ha sido por medio de tu Hijo Jesucristo y por la revelación de tu Santo Espíritu, quiero llevar a otros a que también te conozcan y se refugien en ti. Llévame a no callar, a predicar a tiempo y fuera de tiempo la obra de nuestro Salvador. Amén.

jueves, 3 de julio de 2025

Reflejando a Dios en nuestro diario caminar

 


Reflejando a Dios en nuestro diario caminar

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.” Efesios 5:1

¿Has notado que cuando nace un bebé tendemos a buscarle a quién se parece? Al verle sacamos nuestras propias conclusiones y tendemos a decir: “tiene los rasgos físicos de su padre, o en su personalidad es como su madre”. Si aplicáramos éste concepto en nuestras vidas ¿a quién podríamos decir que nos parecemos, a nuestro Padre Celestial o al mundo que nos rodea? Es necesario que nos realicemos ésta pregunta, pues como vimos en el devocional de ayer, nuestra misión es reflejar en nuestro diario caminar a nuestro Padre Celestial, pero ¿Cómo lograrlo, cómo experimentarlo de manera práctica? Veamos a los bebés, ellos aprenden por imitación de los padres y es increíble ver cómo enseñar a abrir y a cerrar la mano y él tratará de imitarlo pues quiere hacer lo que los padres hacen, ¿cómo lo logra? Observando con atención y confiando en que lo que está viendo es lo que lo llevará a conseguir realizar el movimiento que está viendo. Lo mismo podríamos decir que sucede en nuestra relación con Dios, entre más nos fijemos en Él, le observemos y pasemos tiempo con Él, el Espíritu Santo nos llevará de manera natural a imitarle, pues recordemos que sólo es por el Espíritu Santo que podremos reflejar a Dios en nuestro diario caminar.    Oración.

«Padre solo quiero ser un reflejo tuyo así como tu Hijo Jesucristo lo ha sido. Gracias por enseñarme a través de tu palabra, que si lo puedo llegar a experimentar, tan solo es por la obra de tu Santo Espíritu. Amén.