sábado, 7 de abril de 2012

La marca de Dios


La marca de Dios
Lee Génesis 32:22-32. Esta lucha costó a Jacob todo lo que era y tenía en términos mundanos, es decir, su nombre y su fuerza; pero a los ojos de
Dios fue la causa de su éxito. Se encontró con Dios cara a cara pero vivió para contar la historia. Pero no era el mismo, porque llevaba la marca de
Dios en el cuerpo. Había cojera en el nuevo Jacob (o Israel), pero su cojera era su fuerza. También necesitamos encontrarnos con Dios, ser
tocados por su poder y cargados por la santidad de Dios. El saber que Dios ha mirado en nuestra vida y que su amor nos ha perdonado ese es
el verdadero quebrantamiento. El quebrantamiento así no es debilidad. Es la mismísima fuente de fuerza en el espíritu. Después de tal encuentro
las cosas nunca parecen otra vez iguales. Esto, en efecto, es la mayor fuente de poder en todo el mundo. No hay nada más fuerte que un hombre
que ha sido tocado por Dios. No le falta nada por probar y nada más que temer. La vieja lucha ha desaparecido, el viejo fuego ha sido apagado,
y la vieja agresividad ha sido macada. Dentro hay un vacío que sólo Dios puede llenar. No es el vacío de nada o de sin sentido, es
el vacío de Dios. Externamente hay una debilidad que sólo Dios puede hacer fuerte, y lo hace si le entregamos nuestra vida totalmente. "Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". (Gálatas 2:20). Todo discípulo necesita vivir así si realmente ha de tener efecto para Dios.