jueves, 12 de noviembre de 2015

Las Langostas En La Biblia y Los Proverbios

Las Langostas En La Biblia y Los Proverbios
“…LAS LANGOSTAS, QUE NO TIENEN REY, PERO SALEN TODAS POR CUADRILLAS…” (Proverbios 30:27)
En tiempos bíblicos, la gente tenía más temor de una nube de langostas que de todos los ejércitos de sus enemigos juntos. Literalmente podían tapar la luz del sol, devorar todo lo que tenían delante de sus ojos y echar abajo un reino, porque nadie podía pararlos. ¿Y cuál es la moraleja de la langosta para ti?
(1) No abandones; tu victoria está asegurada.
La langosta no es grande, pero es muy atrevida. Si no puede pasar por la puerta, entrará por la ventana. Si no puede entrar por la ventana, bajará por el canal de la lluvia y aparecerá por debajo del porche; nunca se da por vencida. Así que, sigue orando, sigue creyendo, sigue luchando, porque tu victoria es un hecho: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”(Romanos 8:31b). Pastor, cien langostas harán más para conquistar a tu entorno para Cristo que mil “calienta bancos”.
(2) A solas no puedes, pero juntos sí se puede.
Las langostas funcionan “…por cuadrillas…” (Proverbios 30:27b). Algunos de nosotros tenemos problemas en lo que se refiere a dejar a otras personas en nuestras vidas. Por miedo, inseguridad o orgullo, no queremos hablar con nadie o abrirnos y admitir a nadie que necesitamos algo. Para poder alcanzar tu destino, debes rodearte de las personas apropiadas. No puedes “correr” con personas débiles, autosuficientes, demasiado tranquilas o mediocres. No, necesitas a personas con muchas ganas de vivir y con mucha hambre del Señor. En el reino de Dios, las “matemáticas” son distintas: uno puede perseguir a mil, y dos hacer huir a diez mil (Deuteronomio 32:30). “…si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la Tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los Cielos…” (Mateo 18:19).
“…LAS LANGOSTAS, QUE NO TIENEN REY, PERO SALEN TODAS POR CUADRILLAS…” (Proverbios 30:27)
Las langostas no pueden realmente volar, porque sus alas son demasiado estrechas, pero pueden saltar doscientas veces su propia altura. La oportunidad del momento lo es todo. La langosta espera a que el viento se levante, da un salto, y éste le lleva a su destino. ¿Qué es lo que nos enseña la langosta?
(1) Cuando Dios se mueve, asegúrate de moverte con Él.
Una langosta no puede controlar el curso de a donde va, volar contra el viento, determinar su propio rumbo o cambiar de dirección porque depende totalmente del aire. Da gracias al Señor por los libros de autoayuda y por los seminarios sobre el liderazgo, etc. Pero llegará el momento en que tendrás que confiar totalmente en Dios, reconocer los tiempos que Él disponga para ti, dar un salto de fe y dejar que el viento de su Espíritu te lleve donde necesitas ir. Todo tu “aletear por ahí” y fatiga no lograrán que se haga la labor.
(2) Permanece sensible hacia el “viento”, porque el Señor, y no tú, define el propósito de tu vida.
Él es el que programa los momentos precisos de tus oportunidades. Sin embargo, el letargo espiritual puede atenuar tus sentidos y causar que pierdas la ocasión. “Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios..” (Hebreos 5:12). Quizá, en lugar de volar, tu vida se está desintegrando porque permites que se apague el “fuego” del Señor en tu corazón. Pues bien, todavía no es demasiado tarde. El “viento soplará” de nuevo, por lo tanto, comienza a orar: “Señor, es posible que haya perdido la oportunidad antes, pero esta vez no lo haré. No quiero terminar deseando haber hecho algo que no hice, no porque Tú no estuvieras preparado sino porque yo no lo estaba”.
“…LAS LANGOSTAS, QUE NO TIENEN REY, PERO SALEN TODAS POR CUADRILLAS…” (Proverbios 30:27)
Las langostas tienen una lección importante más para enseñarnos: En lugar de ir detrás de alguien, ¡marca el ritmo! Si sigues esperando que alguien te tome de la mano y diga cómo va a salir todo, nunca llegarás a ninguna parte. “…las langostas, que no tienen rey, pero salen todas por cuadrillas…” (Proverbios 30:27). Date cuenta de la palabra “…salen….” ¿Se te ha ocurrido que Dios te pudo haber llamado a ti para marcar el camino, el rastro y el ritmo? Has estado sentado en la iglesia durante años escuchando todos los sermones; ahora es el momento de “cruzar el Jordán” y de tomar posesión de la “tierra” que el Señor tu Dios te da (cfr. Josué 1:11).
Pero te dices: “Ningún familiar ha hecho nunca algo parecido”. ¡Bien!, entonces, ¡tú serás el primero! ¿A quién vas a hacer caso? A las “voces” de tu pasado disfuncional o al Dios Quien te dice: “…te mando que te esfuerces y seas valiente… porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas” (Josué 1:9). Tener a personas que piensan que tus ideas son de locos es parte de toda historia de éxito. Cuando el Señor se mueve, Él no manda a una comisión para comprobar la situación ni convoca un referendum. No, Él busca a alguien como Isaías que diga: “Heme aquí, envíame a mí” (Isaiah 6:8b). Entonces, le da el visto bueno, lo habilita y lo envía a ser “…cabeza y no… cola;… encima solamente, nunca debajo…” (Deuteronomio 28:13).

Recuerda que las personas que Dios utiliza son personas en quienes Él puede confiar el éxito, personas que digan: “Mis “alas” eran demasiado pequeñas para poder “volar” hasta aquí. No fue mi “aletear por ahí” lo que me trajo hasta aquí sino el Señor”.