El control soberano
Elegidos según la presciencia de Dios.
1 Pedro 1:2
A través de los años, las teologías arminianas y calvinistas
han estado en polos opuestos. La teología reformada tradicional, que llamamos
calvinismo, subraya la soberanía de Dios, pero la teología arminiana en
realidad subraya la soberanía del hombre. Enseña que Dios es útil al dar ayuda
espiritual, pero que uno tiene que encontrarla en sí mismo para ir a Cristo,
perseverar en la fe, alcanzar metas espirituales y obtener victorias
espirituales.
¿Qué resulta de esa clase de teología? Una persona puede
decir que confía en Cristo, pero en realidad confía en sí misma. Eso muestra la
creencia de que el poder para escoger la salvación, o perderla por el fracaso
espiritual, pertenece a la persona. Suponga que usted creyera que tenía esa
clase de poder. ¿Puede imaginarse lo que sería enfrentarse a la muerte y
preguntarse si no pudiera entrar en el cielo porque había cometido muchísimos
pecados? Esa incertidumbre causará ansiedad, no seguridad.
Confiar plenamente en Dios requiere conocimiento de su
gracia soberana: Que una persona es escogida, redimida, mantenida y glorificada
por Dios, que es el iniciador. La paz celestial
La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.
Filipenses 4:7
El versículo de hoy promete calma o tranquilidad interior al
creyente que ora con una actitud agradecida. Observe que no promete cuál será
la respuesta a nuestras oraciones.
Esa paz "sobrepasa todo entendimiento", lo cual se
refiere a su origen divino. Trasciende el intelecto, el análisis y la agudeza
de los seres humanos. Ningún consejero humano puede dársela a usted porque es
un don de Dios.
El verdadero reto de la vida cristiana no es eliminar toda
circunstancia desagradable de su vida, sino confiar en el infinito, santo,
soberano y poderoso Dios en medio de toda situación.
Jesús dij "Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo" (Jn. 16:33). Así que comience a vivir en el plano sobrenatural,
reconozca que vive en un mundo caído, y permita que Dios haga su obra perfecta
en usted. Y Dios le dará su paz cuando se entregue confiado en sus manos.