No hay nadie como tú Jesús
“Así que, si alguno se
limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor,
y dispuesto para toda buena obra”.2 Timoteo 2:21
“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está
puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro,
plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la
obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de
alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare,
él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque, así como por fuego”.1
Corintios 3:11-15
El Señor nos llama no solo a una preparación doctrinal sino
espiritual, no solo a adquirir conocimiento, sino a ser transformados por él;
porque conocer las Escrituras es vital, pero vivirlas es lo que marca la
diferencia. Santiago 1:22 dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
La obediencia es el sello de la preparación auténtica, no se
manifiesta en palabras sino en decisiones, no se evidencia en discursos sino en
carácter. La oración, la meditación en la Palabra y el ayuno no son prácticas
opcionales para los tiempos proféticos, sino disciplinas esenciales para tener
claridad espiritual para discernirlos.
Esa disposición es lo que se requiere para estar listos,
limpios y disponibles, siendo fieles en lo pequeño porque será la medida para
sostenernos en lo grande, (Lucas 16:10). La gloria de Cristo viene no para
engrandecer a hombres, sino para engrandecerlo a Él. Solo los que nos rendimos
ante Él, seremos canales de esa gloria como dice Juan 3:30 “Es necesario que él
crezca, pero que yo mengüe”.
Esa actitud es la esencia para no ser vistos, sino ser
útiles, permitir que sea el Espíritu de Dios quien gobierne cada área de
nuestra vida, que crezca en nosotros, mientras nosotros menguamos. Es la
experiencia de una relación constante con Él, solo así desarrollaremos
sensibilidad espiritual. Romanos 8:14 dice: “Porque todos los que son guiados
por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. La guía no es generalizada,
es personalizada.
Solo los que estén firmes en su identidad en Cristo
permanecerán, el pueblo de Dios debe ser una generación que camina en santidad
no por obligación sino como una respuesta de amor. La santidad no es un adorno
debe ser una marca, un testimonio de vida, que hará que otros anhelen conocer a
Jesús.
Nuestra autoridad espiritual será reconocida no por títulos
sino por los frutos como dice Mateo 7:20 “Así que, por sus frutos los
conoceréis”. Los frutos se cultivan con paciencia, fidelidad y obediencia. Es
el tiempo para dejar que el Espíritu Santo forme en cada creyente la imagen de
Cristo. Seamos templos santos para Él. La autoridad será probada, por eso
preparémonos no por miedo sino por propósito, no por presión sino por
revelación, no por emoción sino por visión; porque el Señor no está buscando
espectadores sino colaboradores, no está llamando a religiosos sino a hijos.
Dios está levantando un pueblo preparado, no perfecto, pero
si dispuesto con un corazón rendido, con un espíritu firme, es el tiempo para
consagrarse, afirmarse. La iglesia en Corinto estaba construida con «madera,
heno y hojarasca», con miembros que eran inmaduros, insensibles a los demás, y
receptivos a las doctrinas erróneas, por eso tuvieron tantos problemas. Debemos
ser edificados en Cristo. Hagámonos esta pregunta ¿Puede nuestro carácter
cristiano pasar la prueba? Oración.
«Señor Jesucristo, el fundamento de mi vida eres tú, eres mi
modelo espiritual, por eso anhelo ser edificado en ti, no sobre alguna persona
o principio, quiero ser un instrumento para honra, santificado y útil para ti.
Lléname de tu Santo Espíritu. Sé que pondrás a prueba el fundamento sobre el
cual edifico mi vida, porque la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el
día la declarará, pues por el fuego será revelada, quiero permanecer siempre en
ti. Mi recompensa será tu eternidad y poder disfrutar de tu infinito amor,
amén.