¿Qué significa que tenemos la mente de Cristo?
“Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”, 1 Corintios 2:16
“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;”, Romanos 8:7
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán
alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”, 1 Corintios 15:45
Cuando Adán pecó, su espíritu perdió la conexión con Dios,
inmediatamente su cuerpo recibió la muerte y sobre su alma vino la oscuridad.
Esto pasó a todos los hombres, como nos dice Romanos 5:12 “Por tanto, como el
pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”. En lo físico, o en
el cuerpo, el hombre fue condenado a volver al polvo del cual fue tomado, polvo
eres y al polvo volverás (Génesis 3:19b).
El hombre murió espiritualmente, y la muerte espiritual se
refiere a la separación del hombre de Dios y la pérdida de la comunión con él.(
Génesis 3:22 al 24). El alma entró en la oscuridad, sus pensamientos
confundidos, sus emociones incontrolables y su voluntad esclavizada, ocurrió lo
que dice: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la circuncisión de
vuestra carne” (Colosenses 2:13a)
Pero Cristo lo cambió todo, pues el Padre hizo lo siguiente:
“os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,” (Colosenses
2:13b).
Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón, nuestro espíritu
es pasado de muerte espiritual a vida eterna en Cristo Jesús: “Pero si Cristo
está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el
espíritu vive a causa de la justicia” (Romanos 8:10), aunque nuestro cuerpo
heredó la muerte y se va desgastando a causa del pecado, nuestro espíritu es
vivificado por su Espíritu, volvemos a tener conexión directa con Dios en
Cristo, somos puestos en él, en su Hijo Santo y amado para tener comunión; es
restaurado lo que se perdió en el huerto del Edén.
Esto quiere decir que, hasta que nuestro cuerpo sea
transformado en cuerpo de gloria, como lo es el cuerpo de nuestro Señor
Jesucristo, conviviremos con una antigua naturaleza carnal que no es capaz de
comprender ni someterse a las cosas espirituales, pero la buena noticia es que
nos ha sido dado, por gracia mediante la fe en Jesús, una nueva naturaleza,
esto es Cristo en nosotros (Filipenses 3:21, 1 Corintios 15:53)
Y tenemos ahora la mente de Cristo, esto quiere decir que
solo viviendo en el Espíritu, no en la carne, podemos entender las cosas
espirituales por revelación “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1
Corintios 2:10).
Por esto la Palabra nos insiste a andar en el Espíritu.
Significa que en cada paso que damos, cada cosa que decimos, cada intensión de
nuestro corazón, podemos decidir que sea guiada por el Espíritu ya no por la
carne. Es una crucifixión diaria de nuestra carne. Pero antes de Cristo, no
había elección, éramos esclavos por naturaleza pero ahora estamos llamados y
con la capacidad espiritual de obedecer esta enseñanza, en lugar de seguir
viviendo como esclavos del pecado. (Romanos 6:17). ¡Maravillosa noticia! Oración.
«Padre amado, tú enviaste a Cristo no para mejorarme o
hacerme una buena persona, sino para que muriera en Cristo Jesús, porque mi
viejo hombre está viciado, mientras que Cristo es perfecto y lleno de amor.
Guíame por tu Espíritu a vivir esta nueva vida, para gloria de tu nombre, en
Cristo Jesús, Amén.