martes, 15 de junio de 2021

La gracia de Cristo y la libertad de la condenación.

 


La gracia de Cristo y la libertad de la condenación.

“Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;” Romanos 10:3

“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” Gálatas 3:10

El evangelio no trata sobre el comportamiento correcto, sino sobre la creencia correcta, que produce un comportamiento correcto.

La ley es santa y el mandamiento es santo, justo y bueno. (Romanos 7:12), pero debido a nuestra naturaleza de pecado, a nuestra tendencia a pecar, no podemos cumplirla, aún si nos propusiéramos hacerlo; pero fallaría quien guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. (Santiago 2:10). Sin embargo, debemos estudiar, enseñar y entender cuál es el propósito de la ley, y claro que debemos cumplirla, pero no en nuestra fuerza, sino por amor; nuestra obediencia es la respuesta a la gracia y al amor derramado en nuestro corazón. (Mateo 5:19)

Si no podemos, debido a nuestra naturaleza, cumplir el mandamiento justo de Dios, entonces somos condenados y viene sobre nosotros la maldición, (Deuteronomio 11:26-27, Deuteronomio 28:15-20). Entonces la ley de Dios, nos revela nuestra condición real y nuestra necesidad urgente de un Salvador, de alguien que nos redima; por esto, Cristo no vino a derogar la ley sino a cumplirla (Mateo 5:17), cuando nuestro Señor muere en la cruz, anula el acta de decretos que estaba en nuestra contra y reclamaba nuestra muerte por ser culpables debido a nuestros delitos y pecados, (Colosenses 2:14) y se hace maldición por nosotros como nos explica claramente la escritura: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero,” (Gálatas 3:13).

Entonces debemos entender que la ley exige santidad, que ahora la gracia de Cristo provee para nosotros, para que podamos ser santos como Dios es santo (1 Pedro 1:16) y la ley demanda justicia ante el pecado que la gracia de Cristo nos ofrece gratuitamente, el don de justicia por medio de la fe: “porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4). Por lo tanto, si somos justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, (Romanos 3:24), tenemos paz con Dios y somos libres, no para usar la libertad para pecar, sino para vencer el pecado, para no practicarlo más, porque hemos muerto juntamente con Cristo y si el viejo hombre fue muerto, el pecado no tiene poder sobre nosotros, precisamente porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia (Romanos 6:14).

 

Hermanos, la misma gracia que nos salvó, es ahora la misma gracia que nos sostiene para que el pecado no domine en nuestra vida, y podamos vivir vidas santas y agradables a Dios, haciendo su voluntad. Entender el mensaje de gracia del evangelio de Cristo, lo cambia todo, porque no podemos procurar colocar nuestra propia justicia, sino ser hallados en Cristo por medio de la fe, como el Espíritu revela a Pablo, el cual fue un hombre que inicialmente vivía en la ley: “y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;” (Filipenses 3:9). Clamo a Dios, que meditemos en estas enseñanzas y nos sea revelado este conocimiento para vivir vidas libres de condenación y vidas santas como consecuencia de recibir el gran amor de Dios que ha sido derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo.   Oración

«Padre, por la fe en tu hijo Jesús me has rescatado para ser verdaderamente libre, quiero entender profundamente toda la dimensión de la gracia que has derramado en mí, para ser sostenido y que el pecado no tenga dominio sobre mí. En el nombre de Jesús, mi Redentor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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