viernes, 22 de octubre de 2021

Crecimiento espiritual

 


Crecimiento espiritual

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10

Cuando fuimos rescatados de la esclavitud del pecado por la misericordia de Dios, la obra del Hijo y nuestra fe en Él, dice la Escritura que fuimos creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó desde antes para que nosotros viviéramos en ellas; obras que antes no podíamos hacer porque estábamos bajo la autoridad del maligno, pero ahora, con Cristo en nuestro corazón y con el sello de su Espíritu en nosotros, tenemos toda la capacidad y sobre todo el amor para realizarlas.

Así que, es nuestro deber como hijos de Dios y nuevas personas en Cristo, mostrar en las acciones de nuestro diario vivir lo que el Padre derramó en nuestro corazón, su amor (Romanos 5:5); pues es a esto a lo que nos referimos cuando hablamos de crecimiento o madurez espiritual, que no seamos como niños sin conocimiento que se enamoran de las vanas cosas del mundo, de sus reinos, su riqueza o su poder (1 Juan 2:15-17); que tampoco se refleje en nosotros esas malas obras o actitudes que caracterizan a personas carnales o niños en Cristo, como lo dice el Apóstol Pablo en 1 Corintios 3:1,3 “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo”, “porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”

Por el contrario, debemos procurar que nuestro fruto sea el del Espíritu: el amor, el gozo, la paz y demás virtudes nombradas en Gálatas 5:22-23 y en Efesios 5:9. Que nuestro mayor anhelo y éxito personal sea el de llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, que nuestro carácter sea como lo aprendemos de Él, un varón perfecto, y que junto a nuestros hermanos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios (Efesios 4:13).  Oración inicial

«Padre, infinitas gracias te damos por tu gran misericordia y amor en Cristo, alabamos las abundantes riquezas de tu gloria y te reconocemos como nuestro Dios y Salvador. Te pedimos que aquello tan grande que realizaste por nosotros lo podamos reflejar en nuestro carácter y en nuestras obras día a día; nuestra oración en el nombre de Jesús es que nos sigas guiando y sosteniendo con tu gracia, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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