lunes, 17 de enero de 2011

la inmutabilidad de Dios.2


J.I. Packer, en su excelente libro Knowing God [Conociendo a Dios], incluye un capítulo sobre la inmutabilidad de Dios, en el cual enfatiza la importancia de este atributo en nuestras vidas como Cristianos:
«¿Dónde está el sentido de distancia y de diferencia, entonces, entre los creyentes en la Biblia y nosotros? Está excluida. ¿En qué terreno? En los terrenos que Dios no cambia. Comunión con Él, fe en Su Palabra, vivir por fe, vivir basados en las promesas de Dios, son esencialmente las mismas realidades para nosotros en el día de hoy tanto como lo fueron para los creyentes en tiempos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Este pensamiento trae consuelo a medida que nos adentramos en las perplejidades de cada día: en medio de todos los cambios e incertidumbres de la vida en la edad nuclear.. Dios y Su Cristo, permanecen iguales -todopoderosos para salvar. Pero el pensamiento también nos trae un desafío. Si nuestro Dios es el mismo Dios que tuvieron los creyentes del Nuevo Testamento, ¿cómo podemos justificarnos de contentarnos con una experiencia de comunión con él y con un nivel de conducta cristiana, tan inferior a la que tenían ellos? Si Dios es el mismo, no es un tema que alguno de nosotros esté en condiciones de eludir”[4] La inmutabilidad de Dios está muy relacionada con la inmutabilidad de la Palabra de Dios (Mateo 24:35; 1ª Pedro 1:22-25), lo que significa que Su Palabra nunca está obsoleta, jamás es irrelevante para nuestras vidas en estos tiempos. (2) La inmutabilidad de Dios es seguridad para los Cristianos. La seguridad provee estabilidad y confianza en tiempos de incertidumbre y en circunstancias que nos parecen amenazantes. Debido a que nuestro Dios no cambia, Sus promesas y Su propósitos son seguros;