viernes, 14 de mayo de 2021

Dios de todos los reinos de la tierra

 

Dios de todos los reinos de la tierra


“Y oyó decir que Tirhaca rey de Etiopía había salido para hacerle guerra. Entonces volvió él y envió embajadores a Ezequías, diciendo: Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y escaparás tú?” 2 Reyes 19:9-11

“Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová. Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente”. 2 Reyes 19:14-16

“¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; Él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. Él convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana”. Isaías 40:21-23

La oración es el recurso más poderoso que tenemos como hijos de Dios y especialmente cuando somos tentados o atacados. No importa si nuestros enemigos son internos o externos, podemos acercarnos confiadamente al trono de gracia para pedir su ayuda.

El rey Ezequías fue valiente ante Dios, reconoció su soberanía y la total dependencia que él y su pueblo tenían en el Señor. Nos muestra un modelo de oración, al acercarse sin temor al lugar santísimo, con respeto por lo que Él es y puede hacer. Ezequías abre su corazón, presenta su caso y apela para que el Omnipotente intervenga, pues su Nombre ha sido blasfemado por sus enemigos. Se trata de reivindicar el honor de Dios.

Esta es una oración de guerra, una batalla de la fe, puesto que el rey Senaquerib había escrito una carta sugiriendo que Dios no podría contra él. Al recibirla el rey Ezequías la tomó y la presentó al Señor en oración. Este es un ejemplo en el que un acto físico parece establecer autoridad espiritual en el dominio invisible.

La manifestación de fe de Ezequías se tradujo en una confianza absoluta en Dios, convencido plenamente que escucharía su oración y efectivamente fue así, el Señor envió a un ángel que en esa noche destruyó a todos sus enemigos. Los actos físicos en la Biblia cuando se ora incluyen: alabanza, gritos (como en la toma de Jericó), alzar manos, danzar, saltar, llorar, lamentarse, postrarse, etc. Son acciones impulsadas por la fe y por una intensa pasión por la oración, no son actos supersticiosos, sino que tratan de acercarse al invisible Dios de una manera visible para tener la victoria. El rey David fue uno de los que más demostró acciones físicas en su fe cuando oraba y alababa a Dios por sus proezas, también motivaba al pueblo a hacerlo como en: 1 Samuel 4:5 “Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló”.

La iglesia primitiva batalló continuamente con fervor en oración, como dice Hechos 4:31 “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.

Nuestras oraciones son efectivas cuando se llenan del poder del Espíritu Santo, son el medio más poderoso para pedir por el rescate de este mundo esclavizado por Satanás con el fin de que todos reconozcan a Jesucristo como el Único Señor y Salvador de esta tierra.  Oración.

«Pido a ti mi Dios poderoso, único Creador incomparable del universo, que escuches mi oración pidiendo por todas las naciones para que se conviertan a ti, manifiesta tu poder y tu gloria para mostrarle a este mundo que tú eres el Dios de verdad y que los gobernantes de esta tierra entiendan que por encima de ti no hay nadie, que eres el Soberano y tienes el control total de la historia en tus manos y tu plan de salvación se llevará a cabo hasta el final. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.