martes, 8 de enero de 2013

El Cristo incomparable


El Cristo incomparable

Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.

Colosenses 1:17

Jesucristo es la personalidad incomparable de toda la historia humana.

Sócrates enseñó cuarenta años, Platón cincuenta y Aristóteles cuarenta. El ministerio público de Jesús duró menos de tres años, pero la influencia de su vida es mucho más importante que los ciento treinta años combinados de los tres filósofos más grandes de toda la antigüedad.

Jesús nunca pintó un cuadro, pero algunas de las mejores pinturas de Rafael, Miguel Ángel, Da Vinci y de muchos otros artistas encontraron en Él su inspiración.

Jesús no escribió poesía, pero Dante, Milton y muchos de los más grandes poetas del mundo han sido inspirados por Él como ningún otro. Ralph Waldo Emerson dijo que el nombre de Cristo "más que escribirse se ha grabado en la historia de este mundo".

Jesús no compuso música, pero Haydn, Händel, Beethoven, Bach, Mendelssohn y muchos otros alcanzaron la más elevada perfección de melodía en composiciones acerca de Él.

Jesucristo ha influido en la sociedad humana como ningún otro. El Cristo incomparable es las buenas nuevas. Y lo que la hace tan buena noticia es que el hombre no merece nada y que Dios es muy misericordioso.     Pocas palabras

Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

2 Pedro 1:21

Unas trescientas palabras son suficientes para resumir en español toda la ley moral de Dios en los Diez Mandamientos. Dios la condensó aun más cuando dij "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mt. 22:37-39). Solo setenta y cinco palabras componen la enseñanza definitiva sobre la oración, el Padrenuestro, en Mateo 6:9-13.

El hombre no tiene tanta capacidad para la brevedad esencial. ¡Hubo una vez un estudio gubernamental para regular el precio del repollo o la col que tenía más de veintiséis mil palabras!

Déle gracias a Dios por la provisión de su Palabra profunda.