domingo, 23 de octubre de 2022

Oremos por un buen liderazgo

 

Oremos por un buen liderazgo


“Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel” Jueces 2:7.

“Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová” Jueces 2:10-12.

Vivimos en un mundo desordenado y caótico que no es diferente a la sociedad en los tiempos de los jueces en Israel. La nueva generación que entró a la tierra prometida no logró controlar el pecado y la idolatría, a pesar de todas las advertencias que Dios hizo a través de Moisés, Josué y los padres de las tribus de Israel.

Después de la muerte de Josué y de los padres de las tribus, se levantó una generación que no conocía a Dios. La pregunta que nos podemos hacer es: ¿qué pasó después del liderazgo de Josué y de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Dios?, ¿por qué esa nueva generación olvidó el pacto con Dios y empezó a vivir a su manera?, ¿falló acaso el liderazgo dejando de trasmitir a la nueva generación los mandamientos de Dios? Pareciera que así fue.

Uno de los grandes errores fue que se olvidaron de las advertencias de Dios y permitieron que algunos pueblos paganos convivieran con ellos, y empezaron a amoldarse a sus costumbres y prácticas religiosas, convirtiéndose en “espinas clavadas en el costado” y una tentación constante para ellos (Jueces 2:1-3).

Dios no quiere que hagamos concesiones con las cosas malas, sino que cortemos de raíz todo lo que nos separe de la devoción a Él. Israel cayó en un círculo vicioso de desobediencia una y otra vez, clamaban por liberación y Dios levantaba jueces que los libertaran, pero estos líderes solo trajeron una paz temporal, no definitiva. La palabra juez en hebreo es “shophel” que significa “libertador” es decir cualquiera que trae justicia y hace las cosas bien.

Dios levantó estos jueces para ayudar a su pueblo, sin embargo, a pesar de que el Señor guardaba inviolable su promesa de bendición para Israel, ellos con sus notorias y repetidas violaciones al pacto con Dios, perdieron todo derecho a sus beneficios al desobedecer la voluntad de Dios, dedicarse a la idolatría y exponerse a las tentaciones del mundo pagano; Dios los dejaría entonces sufrir las consecuencias de sus malas decisiones, para ver si así se arrepentían y volvían a Él.

Así como en tiempos de los jueces, hoy el mundo necesita buenos líderes que marquen la diferencia, fortalecidos por el Espíritu Santo, que perseveren en la Palabra de Dios y comuniquen las buenas nuevas, para que nuestra generación conozca que Jesús es el gran libertador, que es el Salvador del mundo; líderes que se levanten a proclamar la gran obra que ha hecho Dios en medio de nosotros, al enviar a su Hijo Jesucristo a morir por la humanidad para dar liberación, perdón de pecados y vida eterna.  Oración.

«Amado Dios, hoy te clamo por un buen liderazgo; hombres y mujeres que consagremos nuestras vidas a ti y nos levantemos a proclamar que Jesús es nuestro gran libertador, que es el único que puede traer liberación, perdón y vida eterna; que el Espíritu Santo que ahora vive en mí, me dé el poder y la sabiduría para poder trasmitir a esta generación el mensaje de salvación. Señor quiero marcar la diferencia, en Cristo Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.  ¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.