sábado, 13 de julio de 2019

QUIERO HACER LO QUE TÚ ME DICES


QUIERO HACER LO QUE TÚ ME DICES
“¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, ¿y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Más el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa”, Lucas 6:46:49
Jesús nos muestra en esta parábola dos maneras en que las personas pueden edificar sus vidas y con qué cimientos lo están haciendo. Puede ser fundamentada sobre cimientos inamovibles o sobre cimientos movedizos. Si escoge los primeros es porque está edificando su vida sobre Dios y sus principios. Si se va por los segundos su vida se edifica sobre sus preferencias, ideas o sueños, creyendo que el éxito viene de tener poder y contactos personales.
Para tener a Dios como fundamento debemos reflexionar con qué frecuencia leemos y escuchamos las enseñanzas de su Palabra y cuánto estamos dispuestos a obedecerlas poniéndolas en práctica. Si somos sensatos buscaremos la roca, esto implica más trabajo, más tiempo, más esfuerzo, pero no será en vano, porque cuando lleguen los vientos arrasadores de la vida, permaneceremos seguros adheridos a Cristo. Es importante una cimentación firme, por eso esforcémonos por aprender cada día la Palabra de Dios y aferrémonos a sus promesas, Él nos sostendrá.
La persona insensata es la que por ahorrarse trabajo y por no molestarse en cavar más hondo hasta encontrar la roca, construye sobre arena que requiere menos esfuerzo. Esto implica que es más fácil seguir nuestro propio camino que el de Jesús y al final acabaremos en la ruina. Nada terrenal nos puede dar seguridad aquí y en el más allá. Felices somos aquellos que vemos las cosas, no a la luz del momento, sino a la luz de la eternidad.
Cuando entendamos que lo que más cuesta es lo que más vale la pena, haremos todo lo posible por edificar nuestra vida sobre un fundamento firme como lo es Cristo. El Señor nos recuerda Josué 1:8-9 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”.
Cualesquiera que sean los asuntos del mundo, nunca debemos desechar la única cosa necesaria. El Señor le da a Josué la fórmula para el éxito: meditar todos los días de su vida en su Palabra. En ella se encuentra todo lo que necesitamos para vivir y ser bendecidos.  Oración inicial
"Señor, gracias por tu Palabra que siempre me edifica. Ayúdame a ser constante en la búsqueda de ella, es la única forma de construir mi vida con cimientos firmes. Enséñame a esforzarme y a ser valiente, porque vivir para ti no es fácil en este mundo que siempre nos está ofreciendo cosas y situaciones que me tientan a desobedecer tus principios. Gracias por estar a mi lado para ayudarme. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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