jueves, 18 de marzo de 2021

El toque de su amor

 

El toque de su amor


“Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre”. Hechos 9:13-16

Un destello de la presencia de Dios, un toque de su amor, puede transformar todo lo que somos y nunca volver a ser como antes. Eso le pasó a Saulo cuando se abandonó ante el amor perfecto de Jesucristo, ese amor que le dio la segunda oportunidad. Rompió las cadenas que lo oprimían: el legalismo, el orgullo y el odio y se convirtió en Pablo, el más grande evangelista de todos los tiempos.

Y ese toque no sólo fue para Saulo sino para Ananías que tuvo un comportamiento fraternal con Saulo, aun sabiendo lo que era él, antes de ser llamado, pero esa es la esencia del evangelio; en Cristo, podemos reconciliarnos no sólo con Dios sino con los demás.

Y si ya hemos sido libres, el consejo de Pablo es permanecer en esa libertad y no volver a la esclavitud como dice Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud”.

Cuando Dios nos rescata de nuestra antigua vida de esclavitud y rompe las ligaduras que nos atan a este mundo, a nuestra propia carne y a Satanás, somos libres y nos equipa con una nueva naturaleza espiritual para cumplir con su llamado, para ser instrumentos de bendición como lo fue Pablo. El apóstol nuevamente nos aconseja en Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.

Solo el toque del amor de Dios puede cambiar nuestra mente y corazón para levantarnos en alabanza a Dios por todo lo que hizo por nosotros al rescatarnos. Nunca debemos olvidar el momento en que fuimos liberados por el amor de Jesús, sino que debemos reverenciar a Aquel que hizo que todo lo imposible en nosotros, fuera posible.    Oración.

«Señor dame un corazón agradecido y humilde para reconocer lo que hiciste por mí, al rescatarme de mi esclavitud y darme libertad espiritual. Se que estaba atado al mundo, a mi carne y al enemigo, pero rompiste mis cadenas para que obedeciera a tu llamado y poder ser ahora un instrumento de bendición. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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