sábado, 8 de octubre de 2022

Espera y expectativa

 


Espera y expectativa

“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” Romanos 15:13.

“La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” Juan 1:5.

Estas cuatro virtudes: esperanza, paz, alegría y amor llegaron al mundo por medio de Jesús en su primera venida a esta tierra. El mundo siempre ha estado sumido en la incertidumbre, en odio, en tristeza y confusión a pesar de que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo se han manifestado desde el principio a esta humanidad. El problema no es de Dios, el problema es del ser humano que por causa del pecado vive en tinieblas. Por eso, Cristo tuvo que encarnarse y habitar entre nosotros para que entendiéramos que Él es la luz de los hombres, como dice Juan 1:9 “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”. Jesús vino a iluminarlo todo y a hacer este mundo mejor, pero lastimosamente, aunque quiere alumbrar a todo hombre, muchas personas no lo aceptan, no quieren conocerle.

Si esta humanidad tan solo comprendiera el alcance de lo que Jesús ha hecho por nosotros, entendería que tiene el poder para cambiarlo todo y tendría esperanza, que es lo primero que Cristo trajo a los corazones.

En hebreo la palabra “yakhal” significa “esperar por”, que se refleja en la historia de Noé durante el diluvio quien se mantuvo esperando, confiando en Dios y creyendo en la Palabra que le había dado. La otra palabra en el hebreo es “qavah” que significa cordón, y es como cuando tiramos con fuerza y se produce una tensión hasta que hay vibración, es el sentimiento de tensión y expectativa mientras esperas que algo suceda, como los agricultores que siembran y esperan la buena cosecha. Esperanza se trata entonces de espera y expectativa, pero cuando no confiamos en Dios viene la desesperanza que nos quita el gozo y la paz.

Isaías 8:17 nos dice que Dios mismo es nuestra esperanza “Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré”. Solo Dios puede darnos esperanza, es el que conoce el futuro, el que sabe qué es mejor para nosotros. ¿Pero qué hay de la alegría y la paz mientras esperamos?

Desafortunadamente es algo que las personas han ido perdiendo, porque se acostumbraron a la inmediatez, a tener todo a pedir de boca, en un mundo donde casi todo es instantáneo, hemos perdido la esperanza, ya no confiamos y si no hay fe en Dios, nos falta todo.

El consejo del salmista es esperar en Dios y en su tiempo, porque tiene abundante redención para darnos; pero no nos gusta la espera porque vivimos en nuestro tiempo cronos que es limitado y nos desesperamos. Salmos 130:5-7 dice: “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él”.

Nunca buscaremos a Cristo mientras no confiemos en Él. Todo el plan de redención está adaptado para que nos reconciliemos unos con otros, y con nuestro bondadoso Dios, de modo que podamos alcanzar la esperanza permanente de la vida eterna por medio del poder santificador y consolador del Espíritu Santo. En nuestras fuerzas no lo lograremos, busquemos entonces al Espíritu Santo porque todo gozo y paz verdadera provienen de Él, es el único que puede llenarnos hasta quitar las dudas y temores.

Por tanto, la esperanza bíblica se basa en una persona, en Dios, es diferente al optimismo que se enfoca en las circunstancias y en elegir cómo terminar bien. En la esperanza bíblica muchas veces no hay evidencia de que las cosas mejoren, pero, incluso así, elegimos tener esperanza porque confiamos en nuestro Dios y en sus promesas que se cumplirán en su tiempo. La fidelidad de Dios en el pasado nos da la base para confiar en el futuro, porque Él nunca falla. Mantengámonos expectantes de lo que Dios hará.    Oración.

«Amado Dios, en ti está mi esperanza, sé que tengo un futuro lleno de bendiciones, porque en ti hay misericordia y abundante redención. Tengo claro que la vida, muerte y resurrección de Jesús abrió la puerta a la esperanza de gloria y por eso hay futuro cuando venciste a la muerte y me has dado vida eterna. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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