sábado, 23 de marzo de 2024

Perdonar

 


Perdonar

“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21-22

“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” Colosenses 3:13

Perdonar es el acto por medio del cual pasamos por alto el pecado o la ofensa que alguien hizo contra nosotros, es dejarla ir y no retenerla en nuestro corazón, nunca más volvernos a acordar de ella (hebreos 8:12). Perdonar, también es un acto de confianza en Dios, puesto que cuando lo hacemos, estamos manifestando que creemos lo que Él nos dice por medio de su Palabra. Y la Palabra de Dios nos enseña que siempre debemos perdonar, no importa qué tan grande sea la falta o qué cantidad de veces la hayamos recibido, porque el perdón se concede como un regalo, un favor inmerecido.

Ahora bien, perdonar como Dios enseña que perdonemos, es algo que solo lo podemos realizar cuando estamos impregnados del amor de Dios, cuando estamos en la llenura y comunión del Espíritu Santo, porque no siendo así, lo que resulta de nuestra naturaleza pecaminosa es solo rencor, amargura, odio, venganza y maldición. Pero justamente a lo que Dios nos llama es a que, como dice su Palabra en Colosenses 3:12, nos vistamos como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia.

Por último, es importante que consideremos que todos en el mundo estamos expuestos a cometer pecado, no somos perfectos, tenemos faltas y cometemos errores, por lo que continuamente estamos necesitados del perdón, primeramente de Dios, pero también de nuestro prójimo; la oración que conocemos como “Padre nuestro” contiene un texto que dice “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. ” Mateo 6:12. De modo que, de la misma manera en que recibimos continua e ilimitadamente el perdón de Dios, perdonemos también a nuestro ofensor, pues a esto nos ha llamado Dios.  Oración.

«Bendito Dios, gracias por tu perdón, ese favor continuo e inmerecido; gracias porque me has lavado con la preciosa sangre de tu Hijo Jesucristo, y ya no te acuerdas de mis pecados y transgresiones; ahora, anhelo hacer lo mismo con quien me ofende, así que, te pido me ayudes a estar en comunión con tu Espíritu y así llevar el fruto que quieres que lleve, por Jesucristo mi Señor, amén.