domingo, 30 de junio de 2019

¿CUÁNTO ME AMASTE SEÑOR?


¿CUÁNTO ME AMASTE SEÑOR?
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”, Mateo 5:43-48
¿Cuánto amó Jesús a sus amigos? ¿Pero cuánto más amó a sus enemigos? Amar a las personas que nos aman es tan sencillo, pero cuán difícil es amar a las personas que nos hacen daño. Jesús fue odiado y maldecido por proclamar la verdad, pero nunca hubo una gota de odio y lamentación. Nunca hubo una palabra de desprecio hacia nadie. Vino a amar y sólo a amar.
Demasiado grande y Admirable, deberíamos anhelar ser como Él. Amar a quienes nos hacen daño y bendecirlos como nos enseña en su Palabra, muestra lo que realmente hay en nuestro interior. Podemos restaurar nuestras familias y el mundo que nos rodea sólo con su perfecto amor. Hagamos la diferencia incluso en las situaciones más tensas. Aprendamos a ser pacientes, bondadosos, inofensivos, dejemos el orgullo y el enojo. Seamos mansos y justos, humildes y amorosos.
Cuando vengan situaciones que no podamos controlar, cuando nos hieran con palabras, todo lo que se levante en nuestra contra, Dios lo usará para nuestra bendición. Sus promesas siguen en pie, su gracia y fortaleza permanecen. El Señor nos dice “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Cuando entendamos esto sabremos que nada pasa por azar, Él está formando nuestro carácter para que sea como el suyo a través de todo lo que nos sucede, aun cuando creamos que no merecemos eso y que nos parece injusto.
Recordemos que nosotros no dimos nada para recibir la salvación, Jesús dio todo por nosotros. Jesús cambió con su muerte en la cruz el destino eterno de la humanidad caída, por eso sufrió en silencio, dejando que se cumpliera el plan de salvación y todo lo hizo por amor. Como dice Isaías 53:7 “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.  Oración.
"Señor enséñame a amar. Seré un verdadero hijo de Dios cuando ame a otros sin esperar nada a cambio a pesar de todas las heridas y daño que me hagan. Nadie puede darme de lo que no tiene, debo dar del amor que me has dado y así poder ser perfecto como me pides. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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