sábado, 23 de agosto de 2014

Hechos 3:11-12

Hechos 3:11-12
Mientras el hombre seguía aferrado a Pedro y a Juan, toda la gente, que no salía de su asombro, corrió hacia ellos al lugar conocido como Pórtico de Salomón. Al ver esto, Pedro les dijo: Pueblo de Israel, ¿por qué nos miran como si, por nuestro propio poder o virtud, hubiéramos hecho caminar a este hombre?



Ejemplos como éste, me ayudan a discernir sobre eventos que pasan hoy en día con congregaciones o principalmente pastores que dicen sanar enfermos al instante o que comienzan a decir palabras sin sentido y lo llaman hablar en lenguas. Si pones atención, te darás cuenta que las personas que lideran estos eventos son el centro de todo lo que está sucediendo. Por el contrario, vemos a Pedro y a Juan rechazando ser la atracción y recibir el asombro y la admiración dirigiéndola directamente a Jesús. Pon atención. No te dejes confundir por escenas que parezcan fuera de realidad. Si Jesús no es el centro de atención y su palabra está escondida bajo una biblia que solamente cargan pero nunca abren y estudian, debes tener cuidado. Jesús no vino para que dejemos de sufrir sino para reconciliarnos con Dios. Si tienes dudas, te recomiendo que pidas consejo y que te expliquen con las escrituras en mano.
¿Por qué nos miran así como si nosotros hubiéramos hecho caminar a este hombre? ¡De cierta manera ellos lo hicieron! Pedro le dijo: levántate. De no haberlo hecho, el hombre seguiría tirado pidiendo limosna. Este es otro gran ejemplo para aquellos que dan gracias a Dios por algunas cosas pero consideran que ellos tienen que ver para todo lo demás. Me explico mejor. Hay quienes piensan que gracias a su audacia, inteligencia, perseverancia u otras aptitudes, han logrado sus objetivos. Error. Si la vida funcionara así, veríamos a Pedro diciendo: bueno, gracias a mi gran fe y entrega pude sanar a este hombre y si ustedes quieren ser así deben seguir estos pasos… en cambio, Pedro nos dice, ¿por qué me miran a mí si yo no he hecho nada? Lo único que hizo fue ser parte de la increíble obra de Dios. No significa que tú no debas trabajar ni quedarte sentado sin hacer nada. Significa reconocer que gracias a Dios y no a ti, las cosas suceden. ¿Alguna vez has podido decir: hoy no me voy a morir u hoy no voy a enfermarme? ¡Por supuesto que no! Tu trabajo y esfuerzo no garantizan un resultado. El resultado lo decide Dios. Lo increíble es que a pesar de nuestra rebeldía y gran orgullo, Él, en su amor, nos sigue bendiciendo.
El pueblo de Israel se asombró del milagro que aconteció frente a ellos. Así vendrán milagros a tu vida que te llenarán de asombro. Tienes dos opciones: dar todo el reconocimiento y la gloria a Dios o pensar que fue gracias al destino o la buena energía, al gran esfuerzo de los doctores, a que tienes un buen abogado o buenos contactos, a tu inteligencia y carisma, etc. ¿Qué vas a decidir?

Oración
Señor: gracias por enseñarme que hay personas que pueden utilizar tu nombre para llenarse de gloria y asombro. Gracias por el ejemplo de Pedro y Juan que nos recuerda que Tú eres quien decide y dirige todo lo que se mueve y que gracias a Ti las cosas suceden. Permite que mi vida esté siempre enfocada a Ti y mi corazón agradecido y reconociendo tu voluntad. En Cristo Jesús te lo pido
Amén