domingo, 24 de septiembre de 2017

UNA CONQUISTA Y UNA DERROTA JOSUÉ 6, 7, 8


UNA CONQUISTA Y UNA DERROTA

JOSUÉ 6, 7, 8



Es impresionante como en un día el pueblo de Israel gana una batalla ante un enemigo (Jericó) que es mayor en número, con su ciudad amurallada en señal de su poderío. Y el otro día vemos al pueblo de Israel siendo vencido y avergonzado ante el pueblo de Hai, “… por lo cual el corazón del pueblo desfalleció…” Josué 7:5. Ante un pueblo que es menor en número (Josué 7:3; 8:25), en comparación con el pueblo de Israel que era mayor en número (Josué 8:3).

Mi propósito es observar que causo para que el pueblo de Dios un día ganara y Dios estuviera con ellos y después Dios se aparta y el pueblo fue derrotado y avergonzado. ¿Qué factor determino en que el pueblo fuera derrotado? ¿Qué lección podemos obtener de estos dos sucesos?

UNA CONQUISTA DE ISRAEL

La conquista se da entre el pueblo de Israel sobre el pueblo de Jericó, la Biblia describe la manera que el pueblo gana.

 “… Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también los moradores del país desmayan delante de nosotros” Josué 2:24. Dios había entregados toda la tierra para poseerla y los moradores desmayaban ante esta verdad porque ya tenían pruebas del Dios de Israel, y como una prueba de esto es el paso del mar rojo donde los judíos lo cruzaron como tierra seca. (Josué 2:9,10). Con esta misma afirmación Dios le dice a Josué “… mira, yo te he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra” (Josué 6:2).

 La forma de cómo el pueblo iba a lograr su toma era con los primeros seis días el pueblo darían una vuelta, con sus bocinas tocando (Josué 6:3, 11-13) y el séptimo día darían siete vuelta alrededor de Jericó durante cada vuelta los sacerdotes tocaban sus bocinas y en la séptima vuelta de ese mismo día, el pueblo grito por mandato de Josué “… Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad” (Josué 6:4, 15,16)

 A la hora de dar sus vueltas alrededor del muro lo harían de manera ordenada siendo su orden como sigue: Hombres armados adelante, después los sacerdotes que son siete con sus respectivas trompetas, les sigue el arca del Señor, y la retaguardia seguía al arca y por último el pueblo (Josué 6:6-9). En todo su recorrido alrededor del muro el pueblo no grito solo en la décima tercera vuelta en que el pueblo grito por voz de Josué (Josué 6:16).

En este episodio encontramos dos mandatos dado por Dios al pueblo, uno era en cuanto a la conquista de Jericó, el pueblo daría sus vueltas alrededor del muro por los siete días, la obediencia a este mandato resultó en el derrumbe del muro y luego a su toma de manera exitosa (Josué 6:20,21). El otro mandato era en cuanto al botín, primero Dios le dice al pueblo a no tomar nada del anatema (Josué 6:17,18). Pero iban a guardarse la plata, el oro, utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Dios (Josué 6:19,24)

La victoria de esta batalla sirvió de lección para todas las demás naciones de que “de que el Señor estaba con Josué…” (Josué 6:27).

UNA DERROTA DE ISRAEL

La derrota se da entre el pueblo de Israel y el pueblo de Hai donde el pueblo de Dios sale vencido y avergonzado.

La confianza de los espías es transmitida a Josué, para que no envíe a todo el pueblo a conquistar Hai para no fatigarlo (Josué 7:3). Si no, solo como dos o tres mil hombres.

Josué envió tres mil hombres para la toma de Hai, al comienzo del enfrentamiento se perdió treinta seis hombres, lo que obligo a prender la huida de los demás, los hombres de Hai los siguieron y dieron alcance y sufre su revés (Josué 7:5).

¿Cuál fue la razón de su derrota? La razón por la cual el pueblo fracaso en su intento de conquista fue que ellos tomaron del anatema (Josué 7:11,12). Ellos no obedecieron al mandato de Dios en cuanto al botín de que no debían de tomar nada del anatema (Josué 6:17,18).

Lo interesante que deberíamos de notar es que el hecho de Hacán tomo del anatema, Dios habla o inculpa a todo el pueblo de Israel. “Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación…” Josué 7:1. “Israel ha pecado…” Josué 7:11.

 Se descubrió la razón por la cual Dios se apartó de su pueblo, (Josué 7:20,21). Hacán fue el causante de que todo el pueblo sufriera a mano de Hai, en su derrota y vergüenza. Podríamos decir que Dios ocupó este pueblo para castigar al suyo por su desobediencia.

APLICACIÓN

1.-Dios espera de su pueblo, total separación de aquellas cosas que contamina. (1 Tesalonicenses 5:22 NVI) “eviten toda clase de mal.” (Gálatas 5:16 NVI) “Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.” (Véase 2 Corintios 6:14-7:1) Al igual como lo demando con el pueblo de Israel de no tomar nada del anatema. Así la intención de Dios a través de las edades sigue siendo la misma actitud.

2.- La relación del pueblo de Dios con él, está condicionada a obedecer sus mandatos. El pueblo de Israel venció a un enemigo fuerte como lo fue Jericó; pero contra Hai no lo fue, y la razón es que el pueblo había desobedecido a su mandato a no tomar nada del anatema. De igual manera si permanecemos sin mancha ante él, sin pecado, él nos ayudara, (Romanos 8:8 NVI) “Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.” (Juan 9:31 NVI) “Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí a los piadosos y a quienes hacen su voluntad.” Esto nos lleva a obedecer sus mandatos, no peleemos, ni razonemos de lo que él manda. Simplemente.  El demanda obediencia, así como el pueblo dio las treces vueltas alrededor de Jericó. Pero, ¿Qué fue lo que determino para que el muro se derribara? ¿Fue que el muro se mareó a causa de las vueltas hechas por los israelitas? ¿Fue a causa de los gritos y bocina del pueblo, que alcanzaron niveles altos de acústica, lo que determinó que los muros cayeran? ¡No lo creo! Dios obró a través de la obediencia del pueblo. Imaginemos por un momento al pueblo, razonando del porque Dios le mando hacer las vueltas, diciendo que no tendría ningún efecto, ni las vueltas, ni los gritos, estoy seguro que no hubieran sido derrumbados los muros. Pero, el pueblo no peleo, sino que solo obedeció a esa orden dada por Dios. El  demanda de nosotros solo obediencia a sus mandamientos.

3.- He aquí la diferencia ¡EL PECADO!, es la causa que determina que Dios ya no tenga trato con nosotros (Isaías 59:1,2 NVI) “La mano del SEÑOR no es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír. (2) Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar.” Nuestros Dios es bien celoso con nosotros cuando se trata de obedecer sus mandatos, “Pero los hijos de Israel cometieron prevaricación… y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel” Josué 7:1. Si permanecemos fieles a sus mandatos es lo que determinara que Dios esté a nuestro favor, a causa del pecado de Hacán el pueblo perdió su batalla contra Hai.

4.- Si estamos bien con Dios, no habrá ningún tropiezo como para obstaculizarnos llegar a la meta. (1 Corintios 10:13 NVI) “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.” (Filipenses 4:13 NVI) “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (véase Santiago 5:16). Como lo fue Israel con el pueblo de Jericó, Dios supo librar al pueblo de Israel de Jericó, Josué nos dice que el pueblo es sumamente poderoso y amurallado. “… Jericó estaba cerrada, bien cerrada…” Josué 6:1. El pueblo dice que “… grito con gran vocerío, y el muro se derrumbó” Josué 6:20, solo basto que el pueblo se desviara para que un pequeño pueblo Hai, los avergonzara. Como lo fue con el apóstol Pedro que ante una criada el negó a Cristo (Mat. 26:69-75). ¡Si estamos bien con Dios no habrá nada que nos pueda avergonzar, y podremos responder la pregunta de Juan en (Apocalipsis 6:17 NVI) “…porque ha llegado el gran día del castigo! ¿Quién podrá mantenerse en pie?»”

5.- Dios acepta y restablece la comunión si nosotros nos arrepentimos de nuestros pecados (1 Juan 1:8-10 NVI) “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. (9) Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (10) Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros.”. El pueblo de Israel después de expulsar y purgar el mal que cometió Hacán, Dios vuelve a ellos, ahora él le dice a Josué “… Mira, yo te he entregado en tu mano al rey de Hai; su pueblo, a su ciudad y a su tierra” Josué 8:21. (Josué 8:25, 26 NVI) “Ese día murieron todos los habitantes de Hai, como doce mil hombres y mujeres. (26) Josué mantuvo extendido el brazo con el que sostenía su jabalina, hasta que el ejército israelita exterminó a todos los habitantes de Hai.”. Una vez corregido el problema Dios. El  entrega a Josué a Hai con toda su gente. Hoy en día Dios tiene la misma actitud para con su pueblo (iglesia), es igual si no nos hemos arrepentidos de nuestros pecados él no nos recibe.