domingo, 4 de septiembre de 2016

JACOB, LUCHA POR SU BENDICIÓN

JACOB, LUCHA POR SU BENDICIÓN

Génesis  32:24-26 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

Jacob fue un israelita que luchó por su bendición desde el vientre de su madre, anhelaba ser bendecido por Dios. Compró por un plato de lentejas la herencia de su hermano Esaú como primogénito, y la obtuvo. Buscó que su padre le bendijera a cambio de su hermano Esaú y alcanzó esa bendición. Como hijo, era obediente a sus padres, los honraba y alcanzó gran bendición por eso.

Dios le hablaba en sueños y le decía lo que él haría con su vida, Dios le daba promesas para su futuro, las cuales se cumplieron. Después de luchar con Dios toda una noche, Dios le cambió su nombre de Jacob a Israel, de engañador a luchador. Jacob es recordado como un hombre que amó y obedeció a Dios.

A pesar de su debilidad de carácter, Jacob tenía tenacidad para enfrentar la vida, Jacob era un luchador comprometido. El es un modelo a imitar, cuando de enfrentar las dificultades se trata.

¿Por qué la vida de Jacob es tan desafiante para nosotros?

Jacob sabia que la única forma de conquistar las bendiciones de Dios, era por medio de la fe, de creerle a Dios y sus promesas. Veamos en la vida de Jacob, seis características como luchador.

No se dejó vencer por los contratiempos, ponía todo su esfuerzo para lograr sus propósitos. Pagó con dedicación un precio por alcanzar las bendiciones de Dios y estas llegaron.
Deseó que Dios lo bendijera: “Tú mismo afirmaste que me harías prosperar, y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar.» Génesis 32.12.
Tenía espíritu de persistencia. Insistió hasta lograr la bendición. Luchó con el ángel toda la noche y no se rindió.
Primero Dios en su vida y después los hombres. La Biblia dice que Jacob se quedó solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Jacob trataba primero con Dios sus problemas y después con los hombres. Conocía el secreto de estar a solas con Dios en el lugar secreto.
Aprendió a no lamentarse en la adversidad. Cuando el varón con el que luchaba vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. A pesar del dolor que pudo sentir, continuó en su propósito, no se concentró en lo que estaba sintiendo, sabia separar sus sentimientos de dolor y continuó adelante.
Jacob cojeaba, esto simboliza lo que le costó perder, y perdió orgullo. Dios sabe que el orgullo nos lleva al fracaso y Dios buscará la forma de quitarnos el orgullo, haciéndonos pasar por situaciones donde nos creemos muy seguros, Dios permite que nos equivoquemos y pidamos su ayuda.

6. Reclamó su bendición. Y el varón que luchaba con Jacob le dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

Sabia reclamar su bendición, conocía sus derechos como hijo de Dios. El sabia que tenía prometida la bendición y la pidió, luchó por ella toda la noche. Esto nos indica que debemos perseverar, insistir hasta lograrlo, no rendirnos.

No dejemos a Dios, no dejemos su palabra, no dejemos de orar, no nos cansemos de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

Hoy pídele a Dios Padre tu bendición. Como hijos de Dios, tú y yo tenemos derecho de reclamar las bendiciones que están en su palabra. Jacob lo hizo y dijo: no te dejaré, si no me bendices.


Pelea por tu bendición.