Ataque Sorpresa vs. Preparación
“Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué
hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.” Mateo
24:43.
Hay un dicho popular que dice: “Soldado advertido no muere en
guerra”, por mucho tiempo pensé que ese era el refrán, pero tristemente me
encontré con una parte adicional que dice: “y si muere, muere advertido”, qué
triste sería que con todas las advertencias que nos está haciendo el Señor, con
respecto a las estrategias que utiliza el enemigo para derribar esos muros de
protección que Dios ha levantado y que son conforme a Su Voluntad, terminemos
cayendo fácilmente en ellas, pues la idea de estas advertencias es que estemos
enteramente preparados para poder, con la ayuda de Dios, resistir a nuestro
enemigo (Santiago 4:7).
En el evangelio de Mateo el Señor nos dice que si tú y yo
supiéramos que viene un ladrón a robarnos todo lo que tenemos, seguramente nos
alistaríamos para defendernos, a nosotros mismos, a nuestras familias, y no nos
dejaríamos saquear, buscaríamos protección, pues la idea es que el ladrón huya
de delante de nosotros. Lastimosamente en muchos casos: el desánimo, la pereza,
la falta de proactividad, el mismo temor (cosas que están en la carne) nos
paralizan y no nos permiten reaccionar a tiempo, pero gloria a Dios por
Jesucristo, porque es la fe en Él la que nos activa, y la revelación de Su
Santo Espíritu quien nos sacude, recordándonos que: “no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía, sino de poder, de amor, y de dominio propio” (2 Timoteo
1:7b).
Cuando leí el pasaje anterior llamó mi atención la palabra
“poder”, que se está utilizando aquí para referirse al espíritu que Dios nos ha
dado, dicha palabra viene del griego dúnamis (δύναμις) y de esa raíz proviene
la palabra española: dinamita. Me parece extraordinario que el Espíritu Santo
por medio de este pasaje nos diga que ese espíritu que Dios nos ha dado a
nosotros los creyentes tiene ese poder que es como dinamita, pues ese espíritu
de poder es el que nos despierta de ese letargo en el que nos encontramos, nos
sacude para que podamos pararnos y prepararnos y estar alertas, atentos contra
esas asechanzas del enemigo. Claramente ese poder del que hablamos sólo puede
provenir de Dios, y debemos recordarlo, pues sólo cuando recibimos al Espíritu
Santo es que ocurre el dúnamis (δύναμις) como nos lo revela Hechos 1:8 “pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,”.
Hermanos, es tiempo de prepararnos para que los ataques del
enemigo no nos tomen por sorpresa (como vimos el día de ayer que le sucedió al
pueblo de Israel cuando fue sitiada por el ejército de Siria), es tiempo de
vestirnos con toda esa armadura que Dios nos ha dado para así poder estar
firmes contra todas las asechanzas del diablo (Efesios 6:10-18) Oración.
«Padre, gracias por dejar a nuestra disposición esa armadura
Tuya: La verdad, la coraza de justicia, el apresto del evangelio de la paz, el
escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada de Tu Espíritu que es Tu
Palabra, pues sin ella estaríamos totalmente desprotegidos y seríamos presa
fácil para el enemigo. Queremos Oh Dios vestirnos todos los días con esta
armadura para poder enfrentar cualquier batalla. Amén.