domingo, 5 de octubre de 2014

Hechos 16:1-3

Hechos 16:1-3

Llegó Pablo a Derbe y después a Listra donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego.  Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo, así que Pablo decidió llevárselo.



¿Cuántas veces has orado por tu crecimiento espiritual?  ¿Muchas?  A veces pasa el tiempo y nos olvidamos de ello.  ¿Estás fortaleciendo tu comunión con Dios?  ¿Estás trabajando para Él?  El motivo de mis preguntas es muy sencillo: Dios quiere utilizarnos.  Lo único que no sabemos es el tiempo en el que sucederá.  Mientras tanto, es nuestro deber prepararnos para este momento.  Cada uno de nosotros tiene un propósito y puede ser utilizado para la obra del Señor.
Pienso en la vida de Timoteo.  Probablemente tenía alrededor de 20 años.  Tenía buena reputación lo que indica que, cada decisión que tenía que tomar, lo hacía conforme a la voluntad de Dios.  Sacrificando deseos y su propia voluntad en ocasiones pero formando un carácter y personalidad que, sin saberlo, serían utilizados enormemente por el Señor.  Aunque parezca sin sentido en el corto plazo y difícil de hacer, el seguir a Dios y decidir en obediencia a Él, siempre traerá bendición.  No te dejes llevar por el momento y por “vivir al máximo”.  Muchas veces las consecuencias son devastadoras.  Confía en Dios.  Él está buscando bendecirte.  Nos dice la biblia que un día como cualquier otro, Pablo llega a Listra y se encuentra con Timoteo.  ¡Un instante!  No hubo advertencia para Timoteo.  Tampoco imaginó el impacto que tendría ese día ni lo que vendría posteriormente.
Cada día que vivimos debemos dedicarlo a nuestro crecimiento espiritual.  Debemos estar listos para el día en que el Señor nos diga: es tiempo de que comiences a trabajar para mí.  Tal vez has atravesado cantidad de situaciones incomprensibles.  La muerte de un hijo, padre o familiar.  Una enfermedad crónica.  Problemas económicos.  Ahora es tiempo de que utilices tu experiencia para ir y consolar a otros que se encuentren en situaciones similares.  Deja de pensar en ti.  Deja de ser la víctima.  Realmente no somos dueños de nada sino que estamos a cargo, por un tiempo, de aquello que el Señor nos da.
No deja de sorprenderme el hecho de que un día cualquiera Pablo conoce a Timoteo y el impacto que tiene este acontecimiento hoy en nuestras vidas a raíz de las cartas que le envió.  ¿Cuántos días y años dejamos pasar sin prepararnos y trabajar para el Señor?  Si hoy, un día cualquiera te quisiera utilizar el Señor para su obra, ¿estarías preparado?  ¿Tendrías que decir que necesitas más tiempo?  ¿Le dirías estoy ocupado, ahora no puedo?  Es muy sencillo quedarnos con el trono de nuestra vida.  Esto no significa que sea la mejor decisión.  Te invito a que a partir de este instante, busques prepararte para Dios y forjar un carácter conforme a su voluntad para que hoy o mañana, puedas decir: Señor heme aquí, ¿qué quieres que haga?

Oración
Padre: hoy entiendo que cada día de vida que me das lo debo utilizar para tu gloria y te pido perdón porque he desaprovechado una inmensa cantidad de días.  Te pido que pueda vivir preparándome para servirte y estar en obediencia a tu palabra.  Te lo pido en nombre de Jesús.  Amén