lunes, 4 de junio de 2012

Rut


CUANDO alguien dice: «Déjame que te cuente de mi suegra», esperamos alguna declaración negativa o una anécdota humorística, porque el caricaturizar a la suegra casi siempre ha sido como objeto de burlas o chistes. El libro de Rut, sin embargo, cuenta una historia diferente. Rut amaba a su suegra, Noemí. Después que enviudó, pidió a Noemí seguirla a dondequiera que fuera, aunque eso significara abandonar su tierra. Con palabras que brotan del corazón, Rut dijo: «Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios» (1.16). Noemí estuvo de acuerdo y Rut viajó con ella a Belén.
No se dice mucho acerca de Noemí excepto que amaba a Rut y velaba por ella. Es obvio que la vida de Noemí testificaba con poder acerca de la realidad de Dios. A Rut le atrajo ella y el Dios que adoraba. En los meses y años subsiguientes, Dios guió a esta joven viuda moabita a un hombre llamado Booz, con el que finalmente se casó. Como resultado, llegó a ser la bisabuela de David y ancestro del linaje del Mesías. ¡Qué profundo impacto tuvo la vida de Noemí!
El libro de Rut es además la historia de la gracia de Dios en medio de circunstancias difíciles. La historia se desarrolla durante la época de los jueces, un tiempo marcado por la desobediencia, la idolatría y la violencia. Aun en tiempo de crisis y de profunda desesperación, hay quienes siguen a Dios y mediante ellos trabaja. No importa cuán desalentador y antagónico parezca el mundo, siempre hay gente que sigue a Dios. Y para lograr sus propósitos, Él usará a cualquiera que esté listo. Rut era una moabita y Booz era descendiente de Rahab, una prostituta de Jericó. Sin embargo, su descendencia continuó la línea familiar a través de la cual vino el Mesías al mundo.
Lea este libro y anímese. Dios está trabajando en el mundo y Él quiere usarlo. Dios puede usarlo de la misma forma que usó a Noemí para llevar su familia o sus amigos a Él.