domingo, 14 de abril de 2024

La suprema revelación de Dios

 

La suprema revelación de Dios


Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. Hebreos 1:1-4

Solo Jesucristo trae a los hombres la Revelación completa de Dios y sólo a través de Él podemos llegar a su misma presencia. El autor de Hebreos, muestra la superioridad de Jesucristo sobre el Antiguo Pacto. Los judíos dividían todo el tiempo en dos edades: la presente, y la por venir. Entre ambas colocaban el Día del Señor. La edad presente era totalmente mala; la edad por venir iba a ser la edad de oro de Dios, esa edad de oro amaneció con Jesucristo. Con Jesús, Dios ha entrado a la humanidad, la eternidad ha invadido el tiempo y ya nada puede ser como antes. La incomparable gloria de la persona y obra de Cristo muestra su supremacía sobre los profetas, los ángeles, Moisés (cap.3), Josué (cap.4), Aarón (cap.4 -7) y todo el ritual del judaísmo (cap.7-10).

En Cristo no hay distinción entre judío y gentil, como dice Colosenses 3:11 “donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”. Por eso, aunque esta epístola fue escrita para los judíos cristianos, sus enseñanzas y amonestaciones prácticas también son para nosotros los creyentes gentiles. Dios no puede revelar más de lo que nuestra mente puede comprender, por eso cada profeta, de su propia experiencia de la vida y de su experiencia con el pueblo de Israel, había captado y expresado un fragmento de la verdad de Dios. Pero en el caso de Jesús era diferente: Él no era un fragmento de la verdad, ni siquiera el más nuevo, sino la Verdad total. Él mismo lo expresó en Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

En Jesús, Dios no muestra solo un aspecto de su carácter, sino la totalidad de su ser. Jesús es la clave para transformar nuestra vida, para comprender la Biblia, para conocer el carácter de Dios, por eso si queremos conocer a Dios, debemos mirar a Jesús. Él dijo: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre”, Juan 14:9b.

Jesús es único y es todo lo que necesitamos, esta epístola nos dice todo sobre quién es Jesús, y cómo Él es mejor y mayor que ningún otro ser, enseñanza o sistema religioso. Es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que Él es, recordemos Hebreos 1:3 “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.

Muchos hoy todavía no aceptan esta verdad y argumentan que Jesús fue un simple maestro, profeta y algunos que un ángel, sin embargo, la Escritura afirma que es superior a los ángeles y su nombre supera la excelencia, “cuanto heredó más excelente nombre que ellos”, hebreos 1:4.

Hoy unámonos en una adoración por aquel que el Padre exalta como Dios y Rey, veamos hebreos 1:8 “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino” Oración.

«Padre, gracias por tu amado Hijo Jesús, es todo lo que necesito para llegar a ti, porque es el único camino, la única verdad y la única vida que me lleva a tu Presencia. Puedo conocerte y comprender quién eres Tú, por medio de Él. Gracias porque a través de Jesús transformaste mi vida y por su perfecto sacrificio ahora soy perdonado, justificado y santificado delante de ti, Amén.