viernes, 4 de septiembre de 2015

Salmos. 27.v1-10

Salmos. 27.v1-10
27.1 El temor es una sombra negra que nos envuelve y finalmente nos aprisiona dentro de nosotros mismos. Cada uno de nosotros hemos sido prisioneros del temor en un momento dado: temor al rechazo, a ser mal interpretados, a la inseguridad, a la enfermedad e incluso a la muerte. Pero se puede vencer el temor por medio de la luz libertadora del Señor que nos da salvación. Si quiere disipar la oscuridad del temor en su vida, recuerde junto con el salmista que el Señor es su luz y su salvación.

27.4 Al decir "la casa de Jehová" y "su templo", David pudo estar refiriéndose al tabernáculo de Gabaón, al santuario que había levantado para guardar el arca del pacto o al templo que su hijo Salomón construiría. David probablemente tenía el templo en mente ya que había trazado muchos planes para su construcción (1 Crónicas 22). Sin embargo, pudo haber usado la palabra templo para referirse a "la presencia del Señor". Su deseo más grande era vivir cada día de su vida en la presencia de Dios. Tristemente, este no es el deseo más grande de muchos que dicen ser creyentes. Pero aquellos que pueden vivir diariamente en la presencia de Dios podrán hacerlo eternamente.

27.10 Muchos han tenido la triste experiencia de ser abandonados por su padre o su madre. Los hogares destruidos, las diferencias de creencia, el vicio de las drogas o el alcohol, y aun el aislamiento sicológico pueden dejar a los niños afectados por esta pérdida. Este dolor puede persistir aun siendo adultos. Dios puede ocupar ese lugar en nuestras vidas, llenar ese vacío y sanar esa herida. El puede dirigirnos hacia adultos que pueden ser para nosotros padres o madres. El amor de Dios basta para todo.