lunes, 24 de agosto de 2015

Salmos.22:1-11

Salmos.22:1-11  
22.1 David hizo una descripción sorprendentemente acertada del sufrimiento que el Mesías soportaría cientos de años más tarde. Es obvio que David estaba pasando por una gran prueba, pero en medio de su sufrimiento, al igual que el Mesías venidero, obtuvo la victoria. Jesús, el Mesías, citó este versículo cuando estaba colgado de la cruz llevando la carga de nuestros pecados (Mat_27:46). No era una queja, sino una apelación urgente a Dios.

22.6 Cuando otros nos desprecian y se burlan de nosotros, nos tratan como si fuéramos menos que humanos. Después de tanta degradación, uno, como el rey David, se siente como gusano. Cuando sintamos el aguijón del rechazo, debemos tener en mente la victoria que Dios nos promete.

22.9-11 El cuidado amoroso de Dios no comienza el día que nacemos ni concluye el día que morimos, sino que va con nosotros desde antes de nacer y nos acompaña por el largo camino de la eternidad. La única ayuda segura que recibimos en la vida proviene de Dios, cuyo cuidado se prolonga más allá de la existencia terrenal. ¿Cómo puede una persona rechazar semejante amor?