jueves, 1 de octubre de 2015

Salmos. 44.v1-26

Salmos. 44.v1-26
44.1ss Este salmo quizás se cantó en una ocasión como la narrada en 2Cr_20:18-19, donde el fiel rey Josafat estaba rodeado de enemigos y los levitas cantaron al Señor antes de la batalla.

44.1-3 "Echaste las naciones" se refiere a la conquista de Canaán (la tierra prometida) descrita en el libro de Josué. Dios le dio a Israel la tierra donde debían entrar y expulsar a todos los malvados y que se oponían a El. Se le dijo a Israel que se estableciera en la tierra y fuera un testigo para el mundo del poder y del amor de Dios. Rodeado de enemigos, el salmista recordó lo que Dios hizo por su pueblo y se animó. Podemos tener esta misma confianza en Dios cuando nos sintamos atacados.

44.6, 7 ¿En qué o en quién confía usted? Solo Dios es digno de confianza. Nunca le abandonará.

44.9-22 A pesar de su fe (44.17) y obediencia (44.18) a Dios, derrotaron a Israel. El salmista no entendía por qué Dios permitió que esto sucediera, pero no perdió la esperanza de descubrir la respuesta (44.17-22). A pesar de que sentía que su sufrimiento era inmerecido, reveló la verdadera razón de su sufrimiento en este versículo. Sufría porque estaba comprometido con Dios. Pablo citó la queja del salmista (Rom_8:36) para mostrar que siempre debemos estar preparados para enfrentar la muerte por causa de Cristo. Así, nuestro sufrimiento quizás no sea un castigo, sino una cicatriz de batalla para demostrar nuestra lealtad.

44.22-26 El salmista gritó a Dios que redimiera a su pueblo por causa de su misericordia. "Somos contados como ovejas para el matadero". Nada puede separarnos del amor de Dios, ni siquiera la muerte (Rom_8:36-39). Cuando tema por su vida, pida a Dios que lo libere y recuerde que ni siquiera la muerte física puede separarlo de El.

44.23-25 Las palabras del salmista sugieren que no creyó que Dios lo hubiera abandonado. En vez de eso, instó a Dios para que apresurara su ayuda, preguntándose por qué Dios parecía dormido. Un paralelo del Nuevo Testamento se encuentra en Mar_4:35-41, cuando Jesús se quedó dormido en la barca durante la tormenta. En ambos casos, por supuesto, Dios estaba listo para ayudar, pero primero quiso edificar la fe de sus seguidores.