miércoles, 9 de septiembre de 2015

Salmos. 31 v1-6

Salmos. 31 v1-6
31.1 David clamó a Dios para que lo librara. Quería que Dios detuviera a aquellos que injustamente le estaban causando problemas. Por lo tanto, David hizo su petición basado en lo que él conocía del nombre o carácter de Dios. Como Dios es justo y amoroso, El quiere liberar a su pueblo.

31.1-6 Decimos que tenemos fe en Dios, pero, ¿confiamos realmente en El? Las palabras de David, "En tu mano encomiendo mi espíritu", transmiten su completa confianza en Dios. Jesús utilizó esta frase cuando estaba muriendo en la cruz, mostrando su absoluta dependencia en Dios el Padre (Luk_23:46). Esteban repitió estas palabras cuando estaba siendo apedreado (Act_7:59) confiando que en la muerte, simplemente estaba pasando del cuidado terrenal de Dios a su cuidado eterno. Debemos comprometer nuestras posesiones, nuestras familias y nuestras vocaciones a Dios. Pero en primer lugar y más importante aun, debemos comprometernos totalmente con Dios.

31.6 ¿Por qué trajo David repentinamente el tema de la idolatría? Quería hacer un contraste entre su total devoción a Dios y la adoración diluida ofrecida por muchos israelitas. Los rituales religiosos paganos nunca fueron completamente borrados de Israel ni de Judá, a pesar de los esfuerzos que llevó a cabo David y otros pocos reyes. Obviamente, una persona que se inclinaba ante los ídolos no podía depositar su espíritu en las manos de Dios. Cuando colocamos los ídolos actuales (riqueza, posesiones materiales, éxito) en el primer lugar de nuestra vida, no podemos esperar que el Espíritu de Dios nos guíe. Dios es nuestra autoridad suprema y requiere nuestra primera lealtad.