miércoles, 21 de febrero de 2024

UNO. Parte 3

 UNO. Parte 3


“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” Mateo 6:9-13
¿Cómo compensar o equilibrar nuestra singularidad, que es digna y buena, con permanecer en comunión con nuestro prójimo, pareja o con nuestros hermanos? El amor es el vínculo perfecto, y el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón cuando recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador personal; sin embargo, permanentemente debemos revestirnos de amor para mantener este vínculo (Colosenses 3:14, Romanos 5:5).
Si la comunión del Padre, Hijo, Espíritu Santo es una relación de amor y comunicación permanente y recíproca, también nosotros los creyentes, como seres creados a su imagen y semejanza (además hemos nacidos de nuevo), estamos llamados a mantener la unidad, a luchar por mantenerla y ser totalmente intencionales: “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”(Efesios 4:3-6).
Es increíble que, para mantener la unidad, el Señor nos recuerde que somos un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, tenemos el mismo Espíritu en nosotros que hemos recibido por medio de la fe en un hombre, en Cristo, y tenemos el mismo Padre; por esto, en la oración conocida como el Padre nuestro, precisamente Jesús revela a Dios como un Padre dispuesto a escucharnos, ayudarnos, proveernos y protegernos. Es la más maravillosa relación de intimidad que podemos tener por la gracia de Cristo y la comunión del Espíritu Santo: ¡el amor del Padre! Oración.
«Padre eres Santo, que tu reino se establezca plenamente en mi vida y tu voluntad sea hecha en todas las cosas; confío en tu provisión y tu perdón, y estoy dispuesto a dejarme guiar por tu Espíritu para perdonar a mi prójimo y servirle. Protégeme Amado Dios y fortaléceme para cada día reflejar el carácter de Cristo, porque tú tienes toda autoridad y soberanía, en el nombre de Jesús, amén.