domingo, 27 de julio de 2014

Hebreos 10:32-34

Hebreos 10:32-34

Recuerden aquellos días pasados cuando ustedes, después de haber sido iluminados, sostuvieron una dura lucha y soportaron mucho sufrimiento.  Unas veces se vieron expuestos públicamente al insulto y a la persecución: otras veces se solidarizaron con los que eran tratados de igual manera.  También se compadecieron de los encarcelados, y cuando a ustedes les confiscaron sus bienes, lo aceptaron con alegría conscientes de que tenían un patrimonio mejor y más permanente.



La gente comía y bebía antes de que empezara a llover sin parar durante cuarenta días y cuarenta noches.  Se levantaron como cualquier otro día.  Como el anterior.  Como la semana pasada o el año anterior.  Era un día más.  El sol se metió y la luna salió para posteriormente dar lugar al sol nuevamente.  Sin embargo, nada era igual pues comenzaría a llover sin cesar y toda la tierra sería cubierta por agua.  Solamente aquellos que estaban en el arca sobrevivieron.  El resto pereció.  ¿Quiénes estaban en el arca?  Aquellos que confiaron y obedecieron.  Los que prefirieron seguir como siempre, simplemente murieron.  Debes saber que así es la vida hoy en día.  Los que confiamos y obedecemos al Señor viviremos y los demás perecerán.  Tú decides de qué lado estar.
¿Por qué escribo esto y cómo se relaciona con el pasaje de hoy?  Estos versículos nos hablan de la vida diaria de un servidor de Cristo.  Atravesamos sufrimiento.  Duras luchas.  Expuestos al insulto y persecución.  Asimismo amamos a nuestro prójimo y nos solidarizamos con los que son maltratados y de los encarcelados.  Finalmente entendemos que nuestro patrimonio le pertenece al Señor y confiamos en que Él da y quita conforme a su voluntad mientras que nosotros hacemos tesoros en el cielo.
Ahora, no es fácil servir a Dios.  No es fácil frenar nuestra carne y dedicarnos a vivir espiritualmente.  ¡Por supuesto que no!  Pero está en nosotros el tomar la decisión del rumbo que tomará nuestra vida.  Hoy es el día en el que decides empezar a construir el arca o seguir por el mismo camino.  ¿Entiendes lo que estoy diciendo?  Tal vez todavía no ha empezado a llover.  Sin embargo, el arca se construye desde antes.  Confiando.  Obedeciendo.  Reconociendo que el camino que uno escoge no puede atravesar un diluvio.  Reconociendo que necesitas de Dios para poder seguir adelante.  Arrepintiéndote de tus pecados y humillando tu corazón.
La vida en Cristo es difícil.  Sin embargo sabemos que al obedecerle seremos de los que estén como pasajeros en el arca cuando el diluvio llega y no de los necios que prefirieron hacer las cosas a su manera.  Es normal atravesar situaciones difíciles.  No te desanimes.  No pienses que Dios se ha olvidado de ti.  Recuerda que hemos sido llamados a sufrir como Cristo lo hizo.  Pero igualmente nos gozamos en su gloria.
Medita en tu vida.  En dónde estás parado.  Hacia dónde te diriges.  No sigas engañándote que mañana harás las cosas diferente.  Para entonces, será demasiado tarde.  Suena trillado pero en verdad debemos vivir como si no hubiera mañana pues solamente Dios sabe si abriremos los ojos.

Oración

Padre: perdóname.  He querido vivir a mi manera y utilizarte cuando todo está mal.  Hoy entiendo que tu pides un compromiso y sobre todo que no puedo llevar mi vida igual.  Yo quiero obedecerte y servirte.  Yo quiero estar dentro del arca cuando las tormentas llegan.  Yo quiero estar contigo al morir.  Aquí estoy mi Dios, humillado y agradecido por tu enorme gracia y misericordia.  Guíame y no permitas que me aparte de Ti.  En el nombre de Jesús.  Amén.