Muros mentales.
“Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a
Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis, pues, la ciudad todos
los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis
durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de
carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y
los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno
de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a
gran voz, y el muro de la ciudad caerá;” Josué 6:2-5a
Jericó era una ciudad amurallada, podríamos insinuar incluso
que era toda una fortaleza, sus muros fueron levantados por aquella ciudad con
el fin de buscar protección y evitar que sus enemigos pudieran entrar
fácilmente a invadir o saquear la ciudad. Cuando pensé en ésto, y en relación con
los devocionales anteriores, el Señor me hizo reflexionar sobre cómo nosotros
mismos durante el transcurso de nuestras vidas también levantamos una especie
de murallas con el fin de “protegernos”, específicamente dichos muros, murallas
o fortalezas las terminamos levantando en nuestra mente, y están ahí radicadas
por experiencias que tuvimos (y que quizá no queremos volver a permitir que nos
sucedan), o por cosas que nos han enseñado en nuestra familia, estudio o el
mundo en general. El problema de levantar estos muros bajo nuestra perspectiva
es que cuando llegamos a la vida Cristiana nos encontramos que esos muros
mentales, en vez de protegernos nos están afectando, pues aquellos muros
mentales (pensamientos) que levantamos bajo lo que dictamina nuestro “yo”, la
carne, están llenos de altivez y están en nuestra mente: ocupando espacio en
ella, llevando a la ruina nuestras vidas y levantados con el propósito de estar
constantemente en contra de la voluntad de Dios (2 Corintios 10:5, Génesis 6:5,
Marcos 7:21-23), por eso creo que el Señor lo que quiere enseñarnos a través de
este devocional es que, hay fortalezas o muros, como los de Jericó, que en
nuestras mentes deben ser derrumbados. En pocas palabras, lo que Dios quiere
hacer en la vida de nosotros los creyentes es que desaprendamos lo aprendido,
para aprender a reaprender la Palabra de Dios, y este concepto está muy ligado
con lo que nos dice Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”.
Hermanos, para derribar esos muros mentales guiados por el
“yo” es necesario que haya una transformación, ¿En dónde? En nuestra mente, en
pocas palabras lo que tú y yo debemos permitir que haga el Espíritu Santo en
nuestras vidas es un cambio, una renovación en nuestra manera de pensar, para
posterior a ello levantar muros, murallas y/o fortalezas pero conforme a la
voluntad de Dios, Oración.
«Padre, día tras día me has permitido conocer la Verdad, a
Cristo mismo revelado en las Escrituras, y es gracias a Él y el obrar de Tu
Santo Espíritu que hoy puedo experimentar lo que significa la libertad. Quita
de mí Oh Dios todas esas murallas mentales que con el tiempo he construido y
permíteme experimentar lo que es tener la mente de Cristo. Amén.