He aquí el
siervo del Señor
“Respondiendo
el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será
llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido
hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;
porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del
Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su
presencia”, Lucas 1:35-38
Para
confirmar su mensaje, el ángel habló del milagro que ya había sido
experimentado por Elisabet, y María aceptó la promesa sin indicación alguna de
dudas como las que habían atemorizado a Zacarías.
El hijo de
María sería santo. Como el significado básico de esa palabra es “separado para
Dios” más bien que “moralmente correcto”, simplemente puede significar
“divino”. Por eso ningún hombre tuvo que ver con el nacimiento de Jesús. En el
libro de Levítico el nacimiento de un hijo causaba a la mujer un estado
espiritual de impureza por haber traído un pecador al mundo, pues todos los
seres humanos heredamos el pecado de Adán. A María el mensajero divino le dijo
que ella no estaba trayendo un pecador al mundo. Porque el ser que nacería era
santo, sin pecado.
La frase del
ángel, «nada hay imposible para Dios» es muy apropiada, y expresa una verdad a
la que necesitamos aferrarnos en estos días. Sin embargo, es bueno enfatizar
que algunos han distorsionado el significado de esta afirmación. No hay nada
imposible para Dios cuando Él ha determinado hacer algo, pero Él no
necesariamente hará lo imposible que le pidamos. Muchos utilizan este versículo
como un lema para encubrir el hecho de sus propios deseos egoístas. Es cierto
que no hay nada imposible para Dios, pero Él hará todo conforme a su voluntad,
todo lo que esté dentro de sus planes y que para nosotros es imposible.
María dio
una respuesta ejemplar “Entonces María dijo: Aquí está la sierva del Señor;
hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.” Lucas
1:38. Se sujetó al plan divino, se llamó sierva del Señor, mostrando su
sumisión a la voluntad de Dios, aun sabiendo que esa decisión le traería muchos
problemas personales y hasta el riesgo de morir apedreada según la Ley.
El Señor nos
ha llamado a cada uno de nosotros a su plan divino de salvación, quizás a
desafíos que para nosotros impliquen problemas en nuestra vida, renuncia a
nuestra comodidad y ser señalados por declararnos siervos del Señor, pero como
María, rindámonos completamente al Dios Todopoderoso, al Dios de los
imposibles, que cumplirá su propósito en nosotros a pesar de las dificultades,
Él nos bendecirá y respaldará para que veamos su gloria. ¿Cuántos entonces
estamos dispuestos a decirle al Señor “ he aquí el siervo del Señor, hágase
conmigo conforme a tu palabra?” Oración.
«Padre celestial, sé que para ti, no hay nada imposible, así como a María me escogiste y me llamaste para ser parte del plan de salvación para este mundo. Hoy más que nunca necesitas siervos humildes y decididos a llevar la luz del evangelio a toda criatura. Sé que responder a tu llamado puede traer a mi vida dificultades, pero aquí estoy dispuesto a obedecer, sometiéndome a tu perfecta voluntad y así cumplas tu propósito en mi vida, amén.