martes, 20 de enero de 2015

Santiago 3:14-16

Santiago 3:14-16
Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica. Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.



La versión Dios habla hoy traduce así: pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón… entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad porque esta sabiduría no viene de Dios…
Los celos, la envidia y los corajes son sumamente peligrosos. A veces no es fácil percatarse que están en nuestra vida. Por el contrario, en ocasiones, como dice el versículo dejas que te amargue el corazón.
Satanás existe y también tiene un plan para que no tengas una vida espiritual en apogeo. Él no es como Dios Todopoderoso, pero sí utiliza ciertos recursos a su alcance. En esta ocasión, busca cambiar nuestros principios en Cristo por dichos y principios que el “mundo” utiliza. Es sorprendente meditar sobre este versículo, las envidias y las rivalidades en el corazón y entender lo dañinas que son, lo mucho que perjudican a una persona y lo malas que son para tu relación con Dios. Sin embargo, cuando pienso en el concepto de la gente en general sobre estas mismas situaciones, me topo con conceptos como: un poco de celos (con tu pareja) es sano e incluso bueno para que no te vean la cara; hay envidia de la buena (¿cuál es esa?); no voy a odiar a esa persona, simplemente ya no le voy a hablar; no puedo creer que me haya hecho esto después de todo lo que hice por él; y así la lista de ejemplos continúa, tú pon el tuyo. Lo que quiero expresar con esto, es la forma en que se pueden “mundanizar” los principios bíblicos. En otras palabras, reducir la verdad absoluta a relativa. Date cuenta de la descripción de Dios con respecto a las envidias, las contiendas y las amarguras: es sabiduría humana y diabólica, crean confusión y acciones malvadas. ¡Esa es la verdad sobre la envidia y los celos y los corajes que tienes en tu corazón! ¿Sabes algo más grave aún? Tú y yo lo permitimos. Qué fácil pensamos que es muy exagerada la Palabra de Dios y con qué poca frecuencia reflexionamos sobre lo destructivo que es para nuestras vidas el no escucharla y obedecerla. ¿Te das cuenta? ¿Cuántos corajes y amarguras hay en tu corazón? Ahora los médicos quieren darnos pastillas para la depresión. Si bien, entiendo que hay muchas cuestiones que no podemos controlar con la depresión, pienso que es un reflejo de nuestra laxitud con respecto a la obediencia total que nos pide el Señor. Piénsalo por un momento. Las envidias y los celos crean acciones malvadas. En otras palabras: te destruyen como persona, te acaban, no te dejan seguir. No dejes a un lado estos versículos y medita en ellos. Esto puede cambiar tu vida en gran manera para bien. No dejes que las creencias y dichos comunes tergiversen la realidad de las cosas, la verdad de Dios.

Oración
Padre: perdona que te haya fallado. Cuánta verdad hay en tu palabra al mostrarme que las envidias, los celos y los corajes no provienen de Ti sino del mundo y de Satanás. Gracias por recordarme que tus principios son eternos y buscan mi bien. Quiero pedirte que pueda obedecerte en todo lo que haga y que me guíes por tu camino. Quiero vivir buscando Tu sabiduría y haciendo a un lado la que tanto daño me ha hecho. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén