miércoles, 27 de marzo de 2024

Gozo

 

Gozo


“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Romanos 15:13

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,” Gálatas 5:22

El gozo más allá de ser una expresión exterior de risas, chistes o alboroto, es una satisfacción o felicidad permanente en nuestra alma, es decir, estar gozosos con lo que pensamos, sentimos y hacemos, por lo que, podemos decir, es una virtud integral y que va principalmente en nuestro interior, pues podemos tener gozo, pero ser calmados.

Ahora bien, es importante que conozcamos que el verdadero gozo no depende de las circunstancias, sino que viene como fruto de nuestra permanente comunión con Dios; la Palabra de Dios en Filipenses 4:4 nos exhorta a que siempre nos regocijemos en el Señor. Entonces, cuando nosotros permanecemos en intimidad con Dios, el resultado es que gracias a esos tiempos de alabanza, oración y meditación de su Palabra, nuestro corazón es lleno de todo gozo y paz por medio de la fe, pues creemos y confiamos que nuestra vida está en el total control soberano de Dios, y que por muy difícil o dolorosa que pueda estar nuestra situación, finalmente el Señor se glorificará y cumplirá su propósito en nuestra vida.

Conocemos por medio de Romanos 12:2 que la voluntad de Dios es buena, es AGRADABLE y es perfecta. Esto es una verdad absoluta, pero que la podemos vivir de esta forma cuando nos despojamos de nuestra propia sabiduría y confiamos en el obrar de nuestro Padre Celestial. Así que, la invitación es para que cada mañana en oración le entreguemos nuestra vida a Dios, y nos llenemos de su Espíritu Santo y así nuestra alma tenga paz y nuestro corazón rebose de todo gozo. Finalmente, recordemos 1 Tesalonicenses 5:16-18 que dice “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.   Oración.

«Bendito Dios, gracias por tu incondicional amor; me sigues transformando y perfeccionando hasta el día en que Cristo vuelva; gracias por llenarme de tu Espíritu y permitirme comprobar que todo lo que haces en mi vida es bueno, agradable y perfecto; y gracias porque cuanto más te conozco, más se llena mi vida del verdadero gozo, por Jesucristo, mi Señor, amén.