domingo, 12 de mayo de 2024

Siguiendo tu voz

 


Siguiendo tu voz

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,” Juan 10:27

Cuando leí este pasaje tuve la curiosidad de saber si lo que narra el evangelio de Juan sucede en la vida real, pues nunca he tenido contacto ni con ovejas, ni con pastores. Decidí recurrir a internet y buscar algo relacionado con esto, para mi sorpresa ¡había un video! Era un experimento que consistía en probar esta teoría. En él se ve a un pastor enseñando a tres tipos de personas el llamado que utiliza con sus ovejas. Cada integrante fue pasando, llamó al rebaño tal como se le había indicado, sin embargo, ninguno tuvo éxito; de repente le dieron el turno al pastor y te puedo decir ¡qué emoción me dió al ver cómo poco a poco las cabezas de las ovejas (que estaban pastando), empezaban a levantarse en búsqueda de su dueño!, seguido a esto cuando lograron ver dónde estaba su pastor, salieron corriendo a su encuentro, entonces entendí de manera gráfica lo que el Señor quería enseñarme a través de este pasaje: Si animalitos como estos logran diferenciar y reconocer la voz de su pastor, a pesar de tanto ruido o de impostores que quieren hacerse pasar por su dueño, ¿cómo yo siendo un hijo de Dios no puedo reconocer su voz?

Claramente el reconocer la voz de nuestro Pastor toma tiempo, tiempo de intimidad, pues imagínate ¿cuántas horas al día tiene que pasar una oveja con su dueño para poder reconocerle? ¡Muchas! Debe ser un trabajo de largos años, en el que el pastor habla y ellas escuchan, establecen su propio lenguaje, su llamado particular para que no haya confusión. De la misma manera sucede en nuestra relación con el Señor, necesitamos pasar tiempo de intimidad con Él para poder reconocer su voz, su manera particular de llamarnos, de tratarnos.

Hermanos, aprendamos de éstas singulares ovejitas y sigamos su ejemplo, pasemos tiempo de intimidad con el Señor, aprendamos a reconocer la voz de nuestro Pastor y sigámosle.  Oración.

«Señor Jesús, yo quiero ser de aquellas ovejitas que al escuchar tu voz salen corriendo a tu encuentro para seguirte. Ayúdame a dedicar más tiempo a nuestra intimidad pues sólo así podré reconocer fácilmente tu incomparable voz, amén.