jueves, 3 de diciembre de 2009


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Exodos 4


Exodos 4 -

CAPÍTULO IV
Versículos 1-9. Dios da poder a Moisés para hacer milagros. 10-17. Moisés no quiere ser enviado-Aarón tendrá que ayudarle. 18-23. Moisés se va de Madián-El mensaje de Dios para Faraón. 24-31. El desagrado de Dios contra Moisés-Encuentro con Aarón-El pueblo les cree.

Vv. 1-9.Moisés dice que la gente no le creerá a menos que él les muestre alguna señal. Dios le da poder para hacer milagros. Pero los que en la actualidad se ocupan en entregar el mensaje de Dios a los hombres no tienen poder para obrar milagros: el carácter de ellos y su doctrina tienen que ser probados por la palabra de Dios a la cual apelan. Estos milagros se refieren especialmente a los milagros del Señor Jesucristo. Sólo correspondía a Él expulsar del alma el poder del diablo y sanar el alma de la lepra del pecado; y así era para Él, primero expulsar al diablo y sanar la lepra del cuerpo.

Vv. 10-17.Moisés siguió con reticencia la obra que Dios le designó; había mucha cobardía, indolencia e incredulidad en él. No debemos juzgar a los hombres por la prontitud de su discurso. La lengua tardía puede tener mucha sabiduría y verdadero valor. A veces Dios elige como mensajeros suyos a quienes tienen en grado mínimo las ventajas del arte o de la naturaleza, para que en ellos pueda verse más gloriosa su gracia. Los discípulos de Cristo no eran oradores, hasta que el Espíritu Santo los hizo tales.
Dios condesciende a responder la excusa de Moisés. Hasta la autodesconfianza que nos impide cumplir el deber o nos obstruye en el trabajo es muy desagradable para el Señor. Pero mientras culpamos a Moisés por su actitud en este servicio peligroso, preguntemos a nuestros corazones si no estamos descuidando deberes más fáciles y menos peligrosos.
La lengua de Aarón, con la cabeza y el corazón de Moisés, compondrían un ser completamente apto para esta tarea. Dios promete, Yo estaré con tu boca y con su boca. Aun Aarón, que podía hablar bien, no podría hablar de este cometido a menos que Dios le diera permanente enseñanza y ayuda; pues sin la ayuda constante de la gracia divina hasta los mejores dones fallarán.

Vv. 18-23.Después que apareció en la zarza, Dios habló frecuentemente con Moisés. El Faraón había endurecido su corazón contra los gemidos y clamores de los israelitas oprimidos; ahora Dios, en el camino de hacer un justo juicio, endurece el corazón de Faraón contra la enseñanza que le dejan los milagros y el terror de las plagas. Pero sea que el Faraón oiga o sea que prohíba, Moisés debe decirle: Así dice el Señor. Debe exigir la liberación de Israel: Deja ir a mi hijo; no sólo a mi siervo a quien no tienes derecho de detener sino a mi hijo. Mi hijo es quien me sirve y, por tanto, debe ser librado, por Él debe rogarse. En caso de rechazo: Yo mataré a tu hijo, tu primogénito. Como los hombres tratan al pueblo de Dios, así deben ser tratados.

Vv. 24-31.Dios sale enojado al encuentro de Moisés. El Señor lo amenaza de muerte o con mandarle una enfermedad como castigo por haber pasado por alto la circuncición de su hijo. Cuando Dios nos da a conocer lo que está mal en nuestra vida, debemos poner toda diligencia en enmendarnos con prontitud. Esta es la voz de la vara cada vez que la usa; nos llama a que nos volvamos al que nos ha disciplinado. Dios envió a Aarón al encuentro de Moisés. Mientras mejor veían ellos que Dios era quien los reunía, más agradable era su encuentro.
Los ancianos de Israel los encontraron en fe y estuvieron dispuestos a obedecerles. A menudo sucede que se halla menos dificultad que la esperada en las empresas que son conforme a la voluntad de Dios y para su gloria. Sólo levantémonos y esforcémonos en nuestra obra, el Señor estará con nosotros y nos prosperará. Si Israel acogió las noticias de su liberación y adoró al Señor, ¡cómo no debiéramos nosotros acoger la buena nueva de la redención, para abrazarla por fe y adorar al Redentor!

Exodos 4


Exodos 4 -

CAPÍTULO 4
Versículos 1-9. Dios da poder a Moisés para hacer milagros. 10-17. Moisés no quiere ser enviado-Aarón tendrá que ayudarle. 18-23. Moisés se va de Madián-El mensaje de Dios para Faraón. 24-31. El desagrado de Dios contra Moisés-Encuentro con Aarón-El pueblo les cree.

Vv. 1-9.Moisés dice que la gente no le creerá a menos que él les muestre alguna señal. Dios le da poder para hacer milagros. Pero los que en la actualidad se ocupan en entregar el mensaje de Dios a los hombres no tienen poder para obrar milagros: el carácter de ellos y su doctrina tienen que ser probados por la palabra de Dios a la cual apelan. Estos milagros se refieren especialmente a los milagros del Señor Jesucristo. Sólo correspondía a Él expulsar del alma el poder del diablo y sanar el alma de la lepra del pecado; y así era para Él, primero expulsar al diablo y sanar la lepra del cuerpo.

Vv. 10-17.Moisés siguió con reticencia la obra que Dios le designó; había mucha cobardía, indolencia e incredulidad en él. No debemos juzgar a los hombres por la prontitud de su discurso. La lengua tardía puede tener mucha sabiduría y verdadero valor. A veces Dios elige como mensajeros suyos a quienes tienen en grado mínimo las ventajas del arte o de la naturaleza, para que en ellos pueda verse más gloriosa su gracia. Los discípulos de Cristo no eran oradores, hasta que el Espíritu Santo los hizo tales.
Dios condesciende a responder la excusa de Moisés. Hasta la autodesconfianza que nos impide cumplir el deber o nos obstruye en el trabajo es muy desagradable para el Señor. Pero mientras culpamos a Moisés por su actitud en este servicio peligroso, preguntemos a nuestros corazones si no estamos descuidando deberes más fáciles y menos peligrosos.
La lengua de Aarón, con la cabeza y el corazón de Moisés, compondrían un ser completamente apto para esta tarea. Dios promete, Yo estaré con tu boca y con su boca. Aun Aarón, que podía hablar bien, no podría hablar de este cometido a menos que Dios le diera permanente enseñanza y ayuda; pues sin la ayuda constante de la gracia divina hasta los mejores dones fallarán.

Vv. 18-23.Después que apareció en la zarza, Dios habló frecuentemente con Moisés. El Faraón había endurecido su corazón contra los gemidos y clamores de los israelitas oprimidos; ahora Dios, en el camino de hacer un justo juicio, endurece el corazón de Faraón contra la enseñanza que le dejan los milagros y el terror de las plagas. Pero sea que el Faraón oiga o sea que prohíba, Moisés debe decirle: Así dice el Señor. Debe exigir la liberación de Israel: Deja ir a mi hijo; no sólo a mi siervo a quien no tienes derecho de detener sino a mi hijo. Mi hijo es quien me sirve y, por tanto, debe ser librado, por Él debe rogarse. En caso de rechazo: Yo mataré a tu hijo, tu primogénito. Como los hombres tratan al pueblo de Dios, así deben ser tratados.

Vv. 24-31.Dios sale enojado al encuentro de Moisés. El Señor lo amenaza de muerte o con mandarle una enfermedad como castigo por haber pasado por alto la circuncición de su hijo. Cuando Dios nos da a conocer lo que está mal en nuestra vida, debemos poner toda diligencia en enmendarnos con prontitud. Esta es la voz de la vara cada vez que la usa; nos llama a que nos volvamos al que nos ha disciplinado. Dios envió a Aarón al encuentro de Moisés. Mientras mejor veían ellos que Dios era quien los reunía, más agradable era su encuentro.
Los ancianos de Israel los encontraron en fe y estuvieron dispuestos a obedecerles. A menudo sucede que se halla menos dificultad que la esperada en las empresas que son conforme a la voluntad de Dios y para su gloria. Sólo levantémonos y esforcémonos en nuestra obra, el Señor estará con nosotros y nos prosperará. Si Israel acogió las noticias de su liberación y adoró al Señor, ¡cómo no debiéramos nosotros acoger la buena nueva de la redención, para abrazarla por fe y adorar al Redentor!