miércoles, 8 de diciembre de 2021

Libres de condenación

 

Libres de condenación


“Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.“ Zacarías 3:1-4

Vemos en este pasaje, una verdad impresionante acerca del mundo espiritual que debemos conocer en profundidad. En esta revelación que tiene el profeta Zacarias, Satanás está como acusador, señalando o mostrando la culpabilidad del acusado, condenando, pero el defensor representado por el ángel de Jehová, es decir, Jesús mismo, está al lado del Sacerdote Josué para defenderlo, por esto reprende a Satanás y muestra a su defendido como “un tizón arrebatado del incendio”, lo cual significa que es alguien que por la gracia de Cristo ha sido salvado. El sacerdote Josué representa al mismo pueblo de Israel, que está vestido de vestiduras viles por su pecaminosidad, sin poder alegar nada en su defensa.

Cristo manda a que se le quiten las vestiduras viles y se le coloquen vestiduras de gala, mostrando con esto que ha quitado el pecado del acusado y lo ha revestido o cubierto de su justicia y santidad (Efesios 4:24).

Esto sucede en nuestras vidas, el diablo nos acusa, nos condena para tratar de detener el propósito de Dios, para que no veamos ni disfrutemos de las bendiciones espirituales y nos quedemos quietos, estancados, pero Jesús está para defendernos, así que: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica” (Romanos 8:33). Él nos defiende para que no andemos en condenación, porque esta nos llevará a repetir el mismo error una y otra vez, al no aceptar la justicia y santidad que Cristo nos ha puesto.

Por lo tanto, estamos llamados a aceptar y colocarnos esta nueva vestidura de gala para vivir libres de condenación, por esto el pecado no tiene ningún poder en nosotros, no nos dominará, sino que viviremos tal y como Cristo nos hizo nacer de nuevo, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (Colosenses 3:12). Oración.

«Gracias Padre, me has quitado las vestiduras viles que representan el pecado y me has vestido de la justicia y santidad de Cristo, para andar lleno de amor, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia, en el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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