domingo, 14 de julio de 2019

EL PODER DEL AMOR


EL PODER DEL AMOR
“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”, Lucas 7:36-39
“Y, ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”, 1 Pedro 4:8
Con este pasaje salen a la luz dos actitudes de mente y de corazón. Esto hace que a veces juzguemos a los demás a la ligera y también muestra realmente nuestro amor por el prójimo. Simón el fariseo tenía todo lo que una persona puede desear: bienes, casa, dinero, etc. Creía en su propia suficiencia, se consideraba una persona buena y respetada por otros. Pero le faltaba amor. Desafortunadamente el peor pecado es no tener conciencia del pecado.
En cambio, la mujer pecadora reconocía su gran necesidad de perdón y aceptación y se humilló ante Jesús, sabía que sólo Él podría suplir su gran vació. Con su humildad y arrepentimiento abrió la puerta al perdón de Dios. Sólo el quebrantado de corazón puede percibir cuán precioso es Cristo.
El fariseo juzgó en vez de regocijarse por las señales de arrepentimiento de la mujer, se sintió molesto por la actitud bondadosa de Jesús. El Señor le dice claramente a Simón que esta mujer demostró más amor hacia Él, porque se le había perdonado más. Dios siempre está dispuesto a perdonar al que mira su condición de pecador. Por eso mantengámonos lejos del falso orgullo espiritual del fariseo y gocémonos con aquellos que se acercan a Jesús buscando su perdón. Recordemos que hay gozo en el cielo cuando un pecador se arrepiente. Su perdón gratuito está al alcance de todo aquel que cree en Él.
El perdón es uno de los frutos más hermosos del amor. Nuestro amor puede pasar por alto muchos pecados, si amamos verdaderamente al prójimo, podemos perdonarlo. Recordemos que el amor de Dios cubrió multitud de pecados de la humanidad por el sacrificio de Jesús. Nos amó de tal manera que nos perdonó.
Revisemos nuestro corazón y nuestra mente, miremos si realmente estamos amando y perdonando a los demás.  Oración.
"Señor gracias por amarme a pesar de lo que soy, reconozco que mi pecado me ha separado de ti y me duele en el corazón ofenderte. Gracias por perdonarme, lo demostraste derramando tu sangre preciosa en la cruz. Enséñame a no juzgar a los demás sino a tener ferviente amor por ellos, porque sólo el amor cubre multitud de pecados. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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