sábado, 31 de enero de 2015

Hebreos 11:35-37

Hebreos 11:35-37

Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos.  Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad.  Otros sufrieron a prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles.  Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada.  Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados.



La vida no es fácil.  Ya lo sabías antes que lo leyeras.  Tristemente hay personas que se aprovechan de aquellos que están pasando situaciones difíciles y utilizan el nombre de Jesús para engañarlas y tomar ventaja.  Sí.  La biblia está llena de promesas.  Sí.  Dios te ama y quiere bendecirte.  Sí.  Dios nos da paz como en ningún lugar la podemos encontrar.  Sin embargo, conforme uno estudia y aprende de la biblia, la palabra misma de Dios, se encuentra con un común denominador: el sufrimiento físico es parte de nuestra vida y por lo tanto parte también de nuestro crecimiento espiritual.  Me explico mejor.  A diferencia de lo que algunos predican sobre la abundancia y el bienestar en todo momento a través de Cristo, la biblia nos enseña que el atravesar problemas o situaciones difíciles es parte de nuestro crecimiento espiritual y debemos verlo como algo normal.  Perder un empleo.  Perder a un ser querido.  Tener problemas económicos.  Estar solo.  Estar deprimido.  Sufrir algún problema de salud.  Ser engañado.  Como siempre he dicho, hay miles de ejemplos y solamente tú conoces el tuyo.  Te pido que vuelvas a leer el pasaje poniendo atención a lo que los creyentes atravesaron y recordando que estamos estudiando la fe.  ¿Puedes ver lo equivocado que es pensar que Dios solamente quiere bienestar físico?  ¡Eso no predicó Cristo!  Todo lo contrario.  Él nos dijo que en este mundo tendríamos aflicción.  Él nos dijo que cada día tiene su propio mal.  Él nos dijo que seríamos perseguidos.  El problema llega cuando pensamos que no está bien predicar con estos temas.  Nos enfocamos en el amor y la gracia desechando una parte vital en nuestro camino con Él: las pruebas.  Absolutamente todo lo que vivimos nos ayuda a formar nuestro carácter espiritual.  En cada decisión estamos optando por lo carnal o por el espíritu.  No es exageración.  Es un hecho.  Si estás en abundancia o en escases, da gracias a Dios.  Él vino a reconciliarnos con Dios Padre y liberarnos de la esclavitud al pecado.  Vino a darnos vida eterna y esperanza.  Vino a enseñarnos que esta vida es temporal y que lo material no es importante sino lo espiritual.  Los apóstoles lo entendieron al igual que los discípulos que aparecen como ejemplo en este pasaje y no conocemos sus nombres.  ¿Lo puedes entender tú?  ¿Puedes desprenderte de lo físico y material para abrazar lo espiritual?  No importa si tu situación es muy complicada.  No puedes excusarte diciendo que no entendemos lo que estás viviendo.  ¡Tienes razón!  No lo entendemos.  Sin embargo, no tenemos que comprenderte para decirte lo que Dios quiere de ti.  Dejemos atrás nuestro cuerpo carnal y aprendamos a caminar día a día a través del Espíritu.  Solamente así podremos realmente tener una buena comunión con el Señor.

Oración

Padre: perdóname.  He pecado contra ti.  Busco lo material y lo carnal y te hago a un lado sin dejarte parte en mi vida.  Pensaba que creía en Ti pero me doy cuenta que no puedo creer y hacer las cosas a mi manera sino que deben ser a tu manera.  Tú conoces mi corazón y mi situación.  Tú sabes qué me cuesta trabajo hacer.  Te pido me des fuerza para no volver atrás y caminar siempre siguiendo tus pasos.  Transfórmame.  Renuévame.  Quiero aprender a vivir en el espíritu y morir a la carne.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.