domingo, 25 de febrero de 2024

El carácter de Cristo

 El carácter de Cristo

“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, Romanos 5:3-5.
“El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado”, Proverbios 10:9.
Jesús demostró en su venida a la tierra un carácter perfecto, recordando que Él vino también como cien por ciento hombre: “sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:7), además “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
Su carácter manso y humilde nos lo dejó como provisión y ejemplo a nosotros, por esto dijo: “​​Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29), pero no solamente se quedó en decirlo sino en demostrar con sus acciones sabias, con sus respuestas contundentes o con su silencio sabio que era lo que decía ser.
Como nos dice el versículo de hoy, al poner nuestra fe en Jesús recibimos al Espíritu Santo, el mismo amor del Padre derramado en nuestro corazón y por este regalo inmerecido podemos desarrollar en nosotros el carácter de Cristo, y ¿cómo sucede este proceso? Pues es una obra que Dios está construyendo en nosotros día a día y que será perfeccionada hasta que nos encontremos cara a cara con Jesús (Filipenses 1:6), sin embargo Dios usa todas las situaciones para formar nuestro carácter, tanto las cosas buenas como las dificultades prueban nuestro corazón para revelar lo que tenemos dentro y tener la oportunidad de que en una relación de amor con Dios, ser conducidos al arrepentimiento constante, es decir un cambio de mentalidad y de actuar frente al pecado y la tendencia a actuar de manera independiente de Dios (Proverbios 17:3, Romanos 12:2).
Estos sufrimientos que habla el versículo de hoy producen en nosotros esa paciencia (que es parte del fruto del Espíritu Santo) y esta paciencia al mantenerla constante produce entereza de carácter, es decir que cada dificultad enfrentada con absoluta confianza en Cristo, aunque duela momentáneamente, nos hace más fuertes, pero no en nuestra propia fuerza sino que nos entrena en la piedad y nos hace dependientes del poder de Cristo. Oración.
«Padre, anhelo tener el carácter de Cristo para darte gloria, honra y honor, que tu Espíritu me guíe a entender tu Palabra y a ponerla por obra, a depender de ti en cada situación unido en el yugo con Cristo para que mi carga sea liviana. Amén.