miércoles, 8 de abril de 2009

Saúl llevado ante Samuel


1 Samuel 9 -

CAPÍTULO 9
Versículos 1-10. Saúl llevado ante Samuel. 11-17. Hablan a Samuel sobre Saúl. 18-27. El trato que Samuel da a Saúl.

Vv. 1-10.Saúl salió dispuesto a buscar los asnos de su padre. Su obediencia para con su padre era digna de elogio. Su siervo propuso que, como ahora estaban en Ramah, visitaran a Samuel para pedir consejo. Donde nos encontremos debemos usar la oportunidad de familiarizarnos con quienes son sabios y buenos. Muchos consultan a un hombre de Dios si éste se le cruza en el camino, pero no darán un paso fuera de su camino para obtener sabiduría. Sentimos mucho las pérdidas mundanas y nos esforzamos mucho para compensarlas, pero ¡qué poco intentamos procurar la salvación de nuestra alma, y cuán pronto nos cansamos de esto! Si los ministros dijeran a los hombres cómo obtener fortuna o hacerse ricos, serían más consultados y tendrían más honra que ahora, que se dedican a enseñarles cómo escapar de la miseria eterna y obtener la vida eterna. La mayoría de la gente preferiría que le dijeran su suerte y no su deber.
Samuel no necesitaba el dinero de ellos ni les hubiera negado el consejo si nada hubieran traído, pero ellos se lo dieron como señal de respeto y por el valor que asignaban a su oficio, y conforme a la costumbre generalizada de la época, de llevar siempre un regalo a los que están en autoridad.

Vv. 11-17.Las mismas doncellas de la ciudad los guiaron al profeta. Ellas habían oído del sacrificio y podían hablar de la necesidad de la presencia de Samuel. No es poco beneficio vivir en lugares santos y religiosos. Siempre debemos estar listos para ayudar a los que buscan a los profetas de Dios. A pesar de que Dios había concedido con desagrado, el pedido de Israel de un rey, les envía un hombre que los capitanee, que los salve de mano de los filisteos. Lo hace en su gracia, escuchando su clamor.

Vv. 18-27.Samuel, aquel buen profeta, distaba mucho de envidiar a Saúl o de tenerle mala voluntad; fue el primero y el más proclive a rendirle honores. Tanto ese anochecer como temprano en la siguiente mañana, Samuel tuvo comunión con Saúl sobre la azotea de la casa. Podemos suponer que Samuel ahora convenció a Saúl de que Dios lo había nombrado para reinar, y que él estaba dispuesto a renunciar. —¡Cuán diferentes son los propósitos del Señor para nosotros, de lo que son nuestras propias intenciones! Quizá Saúl era el único que siempre salía a buscar los asnos y, literalmente, halló un reino; pero muchos han salido y trasladado su morada en busca de riquezas y placeres, y fueron llevados a lugares donde hallaron la salvación para su alma. Así, se han encontrado con quienes les han hablado como si supieran los secretos de su vida y de su corazón, y han sido seriamente guiados a considerar la palabra del Señor. Si este no ha sido nuestro caso, aunque nuestros planes mundanos no hayan prosperado, no nos preocupemos por eso; el Señor nos ha dado o nos ha preparado para lo que es mucho mejor.